Un término clave en economía comparte su raíz con otro fenómeno igualmente universal pero menos académico, la flatulencia.
La «deflación» es lo contrario a la inflación y se define como una caída de los precios que se prolonga durante varios períodos (al menos dos trimestres según el Fondo Monetario Internacional).
¿Por qué el uso del término hace sonar alarmas entre los economistas?
La deflación se produce cuando la oferta de bienes y servicios en una economía es superior a la demanda.
Esto significa que el sector empresarial se ve obligado a reducir los precios para poder vender la producción y no verse obligado a acumular stocks.
Los efectos de la deflación sobre la actividad económica son muy negativos y difíciles de corregir. El fenómeno suele ir acompañado de aumento en el desempleo, caída en la producción y falta de inversión.
Soplar y desinflar
¿De dónde surge el término «deflación» y cuándo comenzó a ser usado en términos económicos?
La palabra «deflación» se forma a partir del latín «de» (idea de descenso o separación, el sufijo «ción», (de acción) y el verbo latino «flare» (soplar, hinchar).
Del verbo latino «flare» proceden muchas palabras, como flatulencia, hinchar o resoplar.
El escritor romano Varrón (116-27 A.C.), autor del libro «De re rustica» o «De las cosas del campo», hablaba de un aceite de oliva del cual se habían soplado impurezas como «deflatum».
«Inflatio» fue un término usado en Latín siglos antes de que emergiera la palabra «deflatio». El término está compuesto del prefijo «in» (hacia adentro), flare (soplar) y el sufijo «cion» (de acción).
En inglés, la palabra «deflation» se usó en un comienzo asociada a excesos nada agradables, como hinchazón y flatulencia.
Fue en el siglo XIX, en Estados Unidos, que la palabra «inflación» comenzó a ser utilizada para criticar acciones de gobiernos que ponían demasiado dinero en circulación, «hinchando» la economía y causando un aumento de precios.
El término acabó siendo usado más tarde directamente para significar un incremento de precios.
Ciclistas frustrados
Si se hablaba de inflación, tarde o temprano sería necesario un término para describer el fenómeno contrario.
La palabra deflación comenzó a ser familiar para muchos, aunque en un contexto muy diferente.
Alrededor de 1890, cuando andar en bicicleta era una nueva moda, una columna sobre ciclismo en la revista británica Pall Mall Gazette señalaba: «Buenas noticias para los ciclistas con una innovación que muchos esperaban.
Una nueva válvula en las ruedas permite no sólo inflación sino deflación».
Poco a poco también comenzó a usarse el término en sentido figurado. En su obra War in the Air, o «La Guerra en el Aire», de 1912, HG Wells habla de un personaje frustrado que quedó «en condiciones extremas de deflación».
No se sabe cuándo exactamente la palabra «deflación» fue usada por primera vez por economistas. Sin embargo, en su libro sobre «Monedas y crédito», de 1912, el matemático y economista británico Ralph Hawtrey usa la palabra en múltiples ocasiones.
Círculo vicioso
La historia del empleo de «deflación» en términos económicos sigue siendo unmisterio.
Pero algo parece seguro. Su uso no es agüero de buenas noticias para la economía.
La deflación puede desencadenar un círculo vicioso del cual es difícil de salir, puesto que las empresas deben vender sus productos para cubrir al menos sus costos de producción, y para ello bajan los precios.
Las empresas deben en muchos casos trabajar con un margen incluso negativo, del que muchas no se recuperan.
A su vez, con los precios en caída, los consumidores compran aún menos, porque entienden que vale la pena esperar hasta que los precios sean todavía menores.
En este círculo vicioso, la deflación se convierte en causa y efecto de la falta de circulación de dinero en la economía.
Un siglo después del libro de Ralph Hawtrey, el término sigue despertando inquietud en la prensa y causando nerviosismo entre los economistas.