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María Isabel y su misión de permanente servicio

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Su vocación, dedicación y empeño la han hecho merecedora de  muchos reconocimientos; sin embargo, todos se quedan cortos a la hora de resaltar la grandiosa labor que durante 30 años ha realizado María Isabel Paulino Hernández, directora de la escuela primaria Madre María Teresa de Calcuta, ubicada en el ensanche Carmelita, los Prados, Distrito Nacional.
 
Su espíritu de lucha le permitió conseguir lo que para muchos era un sueño casi imposible: una escuela digna para sus estudiantes, quienes por la inestabilidad de no tener un local fijo estaban distribuidos en dos centros y una casa alquilada.
 
Paulino Hernández cuenta emocionada que un día observó un terreno baldío  en la calle 4, La Javilla, ensanche Carmelita, y cuando investigó se dio cuenta de que era propiedad del ya fracasado banco Baninter. “Desde ese momento hice todas las gestiones para que me facilitaran el lugar”.
 
“Recuerdo que venía con una amiga a limpiar el solar para que vieran que no estaba abandonado y a la vez gestionaba con el presidente del Banco Central Héctor Valdez Albizu y Alejandro Montás la asignación del terreno.
 
“Después de lograr que nos asignaran la propiedad, el viacrucis seguía con las autoridades de Educación, para que  nos construyeran el plantel. Finalmente, en octubre del 2005 fue inaugurada la escuela”, comenta la inspiradora maestra.
 
Actualmente, el centro cuenta con  una matrícula de 575 estudiantes en la tanda matutina y vespertina, los cuales reciben docencia en 11 aulas, impartida por 28 profesores. Además, parte del  personal lo integran, la subdirectora,  4 orientadores, un psicólogo, 4 conserjes, un mayordomo, dos serenos, un policía, un digitador y una bibliotecaria.
 
Comenta que  diferentes fundaciones como Rica, Aprender y Crecer, Banco Ademi, Proyecto Escuela Hoy, Lux Mundi, Iglesia Bautista Internacional, entre otras, tras conocer la historia de cómo surgió la escuela, ofrecen su apoyo  tanto económicamente como con materiales didácticos para continuar con la hermosa labor de ofrecer una enseñanza eficiente y de calidad.
 
Su ejercicio en el magisterio inició cuando apenas tenía 17 años y desde entonces no ha parado de trabajar en lo que es su verdadera pasión, transmitir conocimientos con amor y dedicación.
 
Su día empieza a la 5:00 am para llegar a la escuela a las 7:00 am, después de desactivar la alarma, recorrer el plantel para cerciorarse que todo está bien, e inspeccionar el desayuno escolar con el fin de detectar cualquier irregularidad o certificar si está apto para el consumo de los estudiantes.
 
Más adelante, a la 7:50  con el alumnado, realiza un acto al pie de la Bandera,  donde se destacan los valores de la escuela, se hace una oración para iniciar el día encomendado a Dios y a seguidas se entona el Himno Nacional.
 
Después de los escolares lavarse las manos, empieza la repartición del desayuno y luego las clases. “En ese momento me retiro a mi oficina a continuar con mis labores administrativas”, narra la directora.
 
Tras visitar la oficina de la profesora y  preguntarle el propósito de un espejo que cuelga de la pared, la emprendedora mujer respondió: “Estoy en un lugar donde mi función es dar servicio, por eso tengo un espejo para ver con qué cara  voy a salir a atender quien me busca”.
 
La directora del recinto  María Teresa de Calcuta  tiene en agenda escribir un libro sobre la historia de la escuela y también elaborar una revista con el propósito de dejar una impronta de que nada es imposible.
 
Realmente, cuando el amor y la vocación se imponen no existen obstáculos ni circunstancias adversas para desarrollar la misión con la que  se viene  a este mundo. Si duda, la de  María Isabel Paulino Hernández es servir a los demás, y para potencializarlo aún más concluye ahora su segunda carrera universitaria, la de Derecho.

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