Venezuela en estos días ha pasado a ser el principal blanco de ataque de la guerra global desatada por EEUU en este siglo y merece la más intensa solidaridad mundial.
Obama –representando el Complejo Militar Industrial y voraces corporaciones minero-energéticas- acusó a Venezuela de ser una “amenaza para la seguridad” de EEUU.
Es el mismo Obama que aprobó “normalizar las relaciones con Cuba” y participar en los Diálogos de Paz de Colombia.
Un Obama de dos caras: la del “poder duro” y el “poder suave”. La de la reconquista violenta de zonas estratégicas y la del gesto bondadoso simulado.
Esta mendaz acusación contra Venezuela indica que EEUU ha decidido pasar de la guerra económica, “guarimbas” violentas, conspiraciones internas y manipulación de los precios del petróleo, a la agresión militar y toma de territorios.
Es claro que la soberanía venezolana se ha constituido en el mayor obstáculo para EEUU reconquistar sus inmensas riquezas naturales, especialmente sus fabulosos yacimientos petroleros; y también para revertir la ola hacia la segunda independencia continental.
No es difícil deducir, en consecuencia, que a partir de un cambio de régimen en Venezuela el imperialismo procuraría desarticular más fácilmente el ALBA y otros procesos de unidad latino-caribeña, desestabilizar a Cuba, afectar la Mesa de Diálogos por la Paz en Colombia y golpear el avance político de las fuerzas insurgentes y alternativas colombianas.
Eso no se ha logrado apostando exclusivamente a la continuación de la hostilidad y el drástico bloqueo a Cuba, oponiéndose abiertamente a la paz en Colombia y actuando contra Venezuela como lo han venido haciendo; pero al parecer en la Casa Blanca piensan que ahora se podría alcanzar aislando a Venezuela y concentrando el ataque en la reconquista de su territorio mediante una de las modalidades de la “guerra de cuarta generación” desplegada en Irak, Libia…
Sin embargo esa detrminación contra Venezuela podría ser altamente riesgosas para EEUU.
Porque no es verdad que Cuba y la insurgencia colombiana se chupan los dedos para dejarse ablandar por esta táctica estadounidense. Por el contrario debe suponerse que conocen muy bien el valor crucial de la soberanía venezolana para los procesos vecinos y la autodeterminación de la región.
Por demás, una agresión de ese tipo desataría en ese país una potente insurgencia popular cívico-militar que tendería a confluir con la poderosa insurgencia colombiana y otros movimientos vecinos, y lejos de aislar podría generar una solidaridad sin precedentes ¡Que no juegue Mr. Obama con candela mayor!
Obama cual halcón
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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