Decía el poeta español Ramón de Campoamor: “En este mundo traidor/nada es verdad ni mentira; todo es según el color/
del cristal con que se mira”. La reelección presidencial ha sido un “parto doloroso” para algunos (Hipólito Mejía 2001), o satisfactorio para otros (Leonel Fernández 2008).
Parece que tanto los danilistas reeleccionistas (seguidores del presidente Danilo Medina), como los leonelistas (seguidores del expresidente Leonel Fernández), que esperan un “turno al bate” y salir de la “banca” comparten los criterios de Campoamor, máxima en un país como República Dominicana, donde el que aspira a llegar al poder lo hace, no para servir a la Patria, sino para servirse de ella.
Estamos viviendo tiempos donde están “soplando los vientos reeleccionistas paralelamente a los vientos del aspirante (León) Leonel Fernández”.
El 19 de agosto del 2014, durante un conversatorio con los periodistas, Danilo Medina dejó abierta la brecha para una posible reelección presidencial en 2016, cuando expresó: “Llegado el momento, faltando quince meses para las elecciones, yo emitiré mi opinión (sobre la reelección), si es que todavía la requieren”.
Resulta que el 20 de enero del mismo año, el vocero de la Presidencia, Roberto Rodríguez Marchena, en rueda de prensa en el Palacio Nacional negó que Medina estuviera en aprestos reeleccionistas, “aún y cuando su gestión es aprobada por el 89 y 90% de la población”.
Precisó Marchena: “Ustedes pueden estar seguros de que el presidente Medina, en absoluto, esté en esos aprestos. El presidente Medina lo que está es dedicado de cuerpo entero, de lunes a domingo, a gobernar a favor del pueblo dominicano. Hasta su día de ocio que es el domingo, está dedicado a democratizar el crédito”.
Pero resulta que el “speaker” de la Presidencia solo conjugó el verbo “ser en tercera persona del singular en tiempo presente, al expresar “el presidente no está”, sin que aclarara qué iba a ser del futuro; otro diría: “el presidente no está ni estará…”, por lo que al decir sólo “no está” deja la posibilidad de que pueda estar en el futuro”, de esa forma, cuando surgen los sectores promoviendo la respostulación del mandatario, fácilmente el Palacio se puede excusar, saliendo debajo de la “patana”, con el mensaje: “Nosotros dijimos en aquel tiempo que el Presidente Medina no estaba en reelección, pero las circunstancias han cambiado”.
Es por eso que se podría entender que el 27 de enero de este año, el ministro administrativo de la Presidencia, José Ramón Peralta, aseguró que “hay tiempo de sobra” para preparar la reelección del presidente Danilo Medina y que solo falta que el mandatario fije su posición sobre una posible repostulación como plantean algunos.
Parece que el 28 de enero de este año alguien se “oleó” algo y organizó una concentración posreeleccionistas, donde miles de personas de diversos puntos del país se concentraron frente al Congreso Nacional pidiendo a los congresistas que modifiquen la Constitución para que el presidente Danilo Medina pueda reelegirse en los comicios del 2016.Luego de esa actividad, el tema ha estado de boca en boca: a favor y en contra.
Unas de las primeras notas discordantes sobre la reelección la puso el 30 del pasado mes la vicepresidenta de la República, Margarita Cedeño de Fernández, quien afirmó que ella y el presidente Danilo Medina no faltan a su palabra, cuando se le preguntó al respecto.
La expresión “no falta a su palabra”, recuerda que alguna vez el presidente Medina dijo que terminados sus 4 años de gobierno, se iría a su casa, o sea, que no buscaría reelegirse.
El 11 de noviembre del 2014, el Movimiento Aclamación Popular, liderado por cientos de mujeres, pidió la reelección del presidente Danilo Medina, y con pancartas en manos dijeron que la repostulación es la voluntad del 90% de los dominicanos que lo quieren nuevamente en la Presidencia del 2016.
”El único presidente que visita a los pobres, que va al campo, que ayuda a los más necesitados es Danilo Medina”, vociferaron los manifestantes.
Cuando Medina era precandidato presidencial del PLD aseguró que algunos dirigentes querían cambiar la historia respecto a la reelección presidencial, olvidando que en 2002, diputados fueron expulsados de su partido por apoyar esa figura cuando se reformó la Constitución. En ese momento era Leonel Fernández quien justificaba la repetición.
“La reelección presidencial se eliminó en 1994 porque Leonel, Temístocles y yo presentamos un proyecto de ley donde el primer punto era su eliminación en dos períodos consecutivos, y se olvidan de que expulsamos deshonrosamente a los congresistas cuando la apoyaron. Pero ya no tiene importancia para dirigentes, muy orondos, justificarla”, dijo entonces Danilo Medina.
Lo que se oponen a la reelección presidencial aseguran que en el tiempo de su administración, el actual gobernante ha conseguido algunos logros, como el 4% del Producto Interno Bruto (PIB), para la Educación, logró que la empresa minera Barrick Gold pagara mayor impuesto por el oro que extrae de la mina de Pueblo Viejo, Cotuí, puso en funcionamiento del plan de Alfabetización Quisqueya Aprende Contigo, las visitas sorpresa a los campesinos.
Sin embargo, consideran que no ha dado respuestas contundentes a las expectativas que tenía el pueblo dominicano sobre cómo iba enfrentar el problema de la corrupción del pasado y actual gobierno, los abusos que comenten las ARS con el Seguro Familiar de Salud, la inseguridad ciudadana, el desempleo, entre otros.
Hay sectores que consideran que para que vuelva a gobernar Leonel Fernández, sería más saludable para el país que siga Medina, debido a que, apuntan, el primero dejó al país una amarga experiencia, con un déficit en las arcas públicas de cerca de 200 mil millones y un grupo de sus cercanos súpermillonarios.
Dentro de los potentados del pasado gobierno que se alzaron con las arcas públicas la gente tiene fresca en la mente a dos principales: Víctor Díaz Rúa, quien se desempeñó como ministro de Obras Públicas en el gobierno de Fernández y es actual secretario de finanzas del gobernante Partido de la Liberación Dominicana (PLD); el segundo es Félix Bautista, quien ocupó la dirección de la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (Oisoe), y es actualmente secretario de organización del PLD. Ambos han sido sometidos a la justicia por malversación de fondos públicos y lavado de activo.
El parto “¿doloroso?” de la reelección
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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