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La cara criminal de Dessalines

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El excónsul de Haití en la República Dominicana Edwin M. Paraison, un su papel de maquillista y manipulador de los hechos sangrientos perpetrado por Jean Jacques Dessalines contra la indefensa población criolla define como excesos las masacres perpetradas en Moca y Santiago en 1805 donde niños, jóvenes, adultos y ancianos fueron degollados en los lugares públicos y las iglesias.
 
Los que escaparon a la furia sangrienta de Dessalines fueron testigos de los actos cobardes y aberrantes de esta bestia que Paraison en un artículo publicado en el periódico El Día define como un héroe que debe ser exaltado por todos incluyendo la Universidad Autónoma de Santo Domingo y el gobierno.
 
El sadismo intelectual de este personero llega al extremo de afirmar que en Moca y Santiago no pasan de 500 los asesinados por Dessalines.
 
La verdad establece que fueron miles de ciudadanos  asesinados por las tropas comandadas por el llamado Padre de la Patria de Haití.
 
El libro Santo Domingo, estudio y solución nueva de la cuestión haitiana, escrito por Lepelletier de Saint Remy  describe el vandalismo de Dessalines que luego de hacer un censo determinó que en Santo Domingo y Haití residían 400 mil franceses pasando a exterminarlos a todos.
Dejemos que sea el propio Saint Remy que haga el relato en el capitulo la expulsión de los franceses de 1805.
 
El autor del libro dice inmediatamente después  de la partida de los infortunados restos de nuestro ejército,  los jefes militares proclamaron  a independencia de su isla, le devolvieron su nombre de Haití y proclamaron a Dessalines gobernador general de por vida,  con la posteta de poder  escoger un suceso en enero del 1804. Pudo pensarse que después de tanta sangre derramada, y de una revolución que parecía ya cumplida, y la población blanca, escapada a tantas matanzas disfrutaría por fin de alguna seguridad.  Proclamas firmadas por Dessalines predicaron el olvido de las discordias pasadas e hicieron un llamado a los proscritos de todos los colores, refugiados en las islas vecinas. A pesar del carácter bien conocido de Dessalines, sus palabras fueron escuchadas y un gran número de blancos volvieron a la colonia. Pero de improviso el negro cambia de lenguaje y lanza,  con una horrorosa energía, gritos de muerte y de carnicería.  Dessalines dijo el hombre francés reina en todos los lugares, cada objeto recuerda aún las crueldades de ese pueblo bárbaro. Nuestra tres leyes, nuestras costumbres, nuestras ciudades, todo en una palabra lleva el sello de Francia….Que digo, quedan todavía franceses en nuestra isla…victimas durante catorce años  de nuestra credulidad y de nuestra tolerancia, cuando nos cansaremos  de respirar el mismo aire que ellos.  Todo nos hace ver claramente que no son hermanos nuestros, que no lo serán nunca.
 
El escritor Saint Remy define a  Dessalines como un tirano fantástico y sanguinario.
Resalta que en abril de 1804 comenzó el degüello de los franceses, blancos y mulatos.
Dice que en una proclama Dessalines cuya desvergüenza parece revelar un trastorno intelectual reivindica la gloria de ella y su responsabilidad.
 
La historia narrada por Saint Remy muestra la cara criminal de Dessalines que se quiere ocultar y Paraison se encarga  de lavarla como parte de un plan bien ejecutado para unificar la isla.
 
Lo que está en juego ahora no es si Desallines merece o no ser elevado a la categoría de Padre de la Patria, sino la necesidad de preservar nuestra nacionalidad por encima de la presión internacional y la propaganda orquestada para presentarnos como racistas y violadores de los derechos humanos.
 
Detengamos la haitianización de la República Dominicana.
 
Que viva Quisqueya la bella, libre y soberana.

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