Al abordar el estudio de la geopolítica dominicana, completamente contraria a la que enseñó Aristóteles, veo la necesidad de establecer distinciones. Abro el diccionario de política. R. Garzaro, en las páginas que definen los partidos.
Partido Democrático: El que practica y defiende la participación efectiva del pueblo. No existe. Y el que existe. Retrato de todos. Partido de intereses económicos: Es el que trata de llegar al poder y mantenerlo con el fin primordial de preservar los beneficios económicos que su ejercicio proporciona a sus adherentes. El sistema liberal, los partidos políticos que gobiernan tienen generalmente este matiz.
Este sistema de gobierno nos presenta rostros conocidos que han alcanzado la riqueza ejerciendo funciones públicas. Y como defienden su gobierno, no se alejan, renuncian a nada. Creen que la vida solo tiene la cara de la mentira. Cuando el ciudadano le muestra el otro perfil, dicen que es persecución política y el compadre juez, de la misma manada dicta: no ha lugar. Al archivo. Claro, están equivocados el pueblo no sufre de tara síquica. No hay decisión, sentencia que malogre, dañe el interés vivo de la historia e impida el recto enjuiciamiento de los ciudadanos. El tiempo y la secuencia de la historia se unen para coincidir y poner la balanza en contra del peculado, corrupción, etc… Son condenados por la historia en eterno.
Por más habilidad, poder, que posea el que gobierna no puede enriquecerse solo, sin ayudantes, ministros y uno es su bóveda. Forman una asociación del partido de intereses económicos. Por eso, el pueblo piensa que si se acusa a un ministro, se mira al que lo designó en el cargo.
No es posible dirigir los hilos de la corrupción en soledad. No ha habido nadie que haya gobernado en soledad. La transparencia indica que los hechos están guiados por los insaciables de las arcas del erario. ¿Por qué las “irregularidades” de la Cámara de Cuentas las manos del defensor del pueblo las ocultan? Toda historia de peculado es de la época actual.
La declaración de bienes jurados es una cuestión de falsedad. Todos nos conocemos, sabemos cómo vivimos y no es lógico, natural que una persona que trajina a pie y no trabaja, al ser nombrado en un cargo público, declara tener millones de pesos. Los ciudadanos no son como los tres monos sabios. El primero no ve, el segundo no oye y el tercero no habla, para no trabajar.
Una sociedad que distingue como importante al político que tiene noviazgo con el peculado y se enriquece, tiene que ser sacudida, limpiar las escorias que pudren la familia. Darle vida a la Doctrina Duartiana.
Nuestro invitado de hoy: ¡Oh llama el sacerdote Kelvis Acevedo!: “Aquí se vive la ley del más fuerte, del que más tiene. Es un pueblo utilizado por los poderosos, somos un país rico de pobres”.
El autor es vicealmirante retirado de la Armada Dominicana.
Meditabundo: Partido de intereses económicos
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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