Los Ángeles.- Mitch Kupchak tenía esbozada la plantilla cuando el coach, Byron Scott, se incorporó a la disciplina de Los Ángeles Lakers.
El grueso de los 13 jugadores que hay en nómina en la actualidad ya estaban definidos y quedaban pocas cosas a decidir tras la celebración del draft y la agencia libre.
En los últimos tres días, y a menos de una semana para que comience el campamento de los laguneros, la gerencia ha contado con los servicios de seis jugadores que se disputarán dos de los puestos que restan para completar el grupo.
Primero llegó el fichaje de Wayne Ellington, concretado el lunes. El martes, la franquicia anunció que otros cuatro jugadores también participarían en el campamento (Jabari Brown,Roscoe Smith, Keith Appling y Jeremy Tyler). Ronnie Price recaló el miércoles y ya solo queda una plaza para llegar a las 20 piezas que la liga permite utilizar durante la pretemporada. Sólo dos conseguirán formar parte de la plantilla.
A falta de un mes para que comience la temporada regular, y con casi todo definido, queda la sensación de que la ansiada reconstrucción de los Lakers, tras la que ha sido la peor campaña del equipo desde que recaló en la ciudad, se ha quedado en un proyecto difuso, sin las garantías necesarias para hacer de la franquicia una de las más potentes del panorama NBA.
Jeremy Lin, que arrastró problemas físicos el año pasado y pasó de ser armador titular a suplente, no fue la perla de la agencia libre que todos esperaban. Se convirtió en un mal menor para una escuadra obligada a mirar al futuro con el lastre económico de la renovación de Kobe Bryant a cuestas.
El margen fue ínfimo para adquirir a alguno de los agentes libres más suculentos tras los 48.5 millones que la Mamba Negra absorbería en los dos próximos años. Precisamente esa renovación dio qué pensar a más de un jugador con aires de líder indiscutible. Su influencia en el equipo no les daría los galones que ansiaban y se hizo complicado cautivar a un peso pesado a la altura de Bryant.
A día de hoy se antoja difícil predecir cuál será el desempeño de Kobe, al que no se le vio en acción en 76 encuentros el año pasado tras una lesión en el tendón de Aquiles y otra de rodilla. Otra circunstancia que hace que las aspiraciones de los Lakers este año vuelvan a pender de un hilo es la presencia de un Steve Nash, que apunta a la titularidad por delante de Lin y que arrastra unos problemas físicos que obligarán a dosificar su participación. Está por ver cuánto respetarán los nervios de la espalda al jugador más veterano de la liga.
Pau Gasol, el defenestrado y querido a partes iguales, se marchó en cuanto tuvo la oportunidad y la adquisición de Carlos Boozer parece un buen revulsivo a pesar de que el año pasado registró sus peores números de la última década (13.7 ppj y 8.3 rpj). Se trata de otro veterano que estará obligado a paliar las carencias defensivas que sobre el papel tienen los Lakers. Brooks dejó claro el día de su presentación que la defensa será su prioridad, precisamente la carencia que arrastró Mike D’Antoni.
Entre Kobe, Nash y Boozer suman 108 años de edad en un alarde de veteranía que tiene unos riesgos físicos innegables. Junto a ellos, Nick Young buscará ser esta campaña el elemento diferenciador de los Lakers en los lanzamientos exteriores; Xavier Henry, continuar la senda del año pasado; Robert Sacre, seguir creciendo a base de garra en la pintura; Julius Randle, brillar en su año de novato; y Wesley Johnson y Ryan Kelly, repetir regularidad. De las seis nuevas incorporaciones, Ellington y Price parecen las que más posibilidades tienen de permanecer en el equipo, sin embargo, si contaran con minutos significaría que las cosas no van bien con jugadores como Bryant, Henry, Lin o Nash.
La reconstrucción real de los Lakers tendrá que esperar en una temporada que, a priori, no ha salvado muchas de las carencias del año pasado.
Los Lakers están rodeados de un mar de interrogantes
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