Sin duda alguna, al igual que debe llegar a las escuelas la educación sexual y reproductiva, el tema de la lactancia materna tiene que ser parte de las enseñanzas en las universidades.
Para la salud, la lactancia materna sigue siendo asignatura pendiente de los pediatras y diríamos que en general, pues sus efectos positivos sobre el desarrollo del bebé y la propia madre apuntan a que todavía adolecemos de conocimientos suficientes al respecto.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), ha establecido los seis meses como la edad mínima para que los bebés se alimenten de la leche de su madre; sin embargo, según opiniones de muchas de ellas, “el fallo más importante reside en el conocimiento práctico», unido esto a mitos erróneos y escasa explicación de los pediatras al respecto.
No hay mejor alimento para los bebés que la leche que les nutre desde el pecho de sus madres, a cuyas ventajas se suma la reducción del riesgo de un gran número de enfermedades, tanto en los recién nacidos como en sus progenitoras.
Estudios muestran, sin embargo, que en la mayoría de los países de América Latina y el Caribe, menos de la mitad de los bebés empiezan a amamantarse en sus primeros 60 minutos después del parto y más del 60% de los lactantes no son alimentados exclusivamente con leche materna hasta el sexto mes, como recomiendan la OPS/OMS.
Entre los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), aparece el tema de la Lactancia Materna y la Alimentación Infantil como elemento fundamental para dar cumplimiento al resto de estos proyectos y para mejorar la supervivencia de los niños y niñas, lo cual podría salvar las vidas de alrededor del 20% de menores de cinco años.
Que esta Semana Mundial, desde el primero al 8 de agosto, enfoque su promoción y apoyo, a fin de entender que la lactancia materna exclusiva y la alimentación complementaria adecuada son esenciales en la vida humana.
Lactancia Materna
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