Se acerca el 16 de agosto, y con la fecha se esperan siempre cambios que implican nuevas e importantes denominaciones de responsabilidades o ratificaciones de estas por parte del Poder Ejecutivo.
Y sucede que amén de las temperaturas que asedian a la población en estos días, las realidades sociales, cada vez más inquietantes, implican, más que cambios necesarios, la aplicación de medidas correctas y definitivas que desemboquen en una disminución y erradicación de la violencia, por ejemplo, sin obviar esa corrupción galopante que como enfermedad silenciosa carcome desde adentro, debilita el organismo democrático de la sociedad y apesta hasta llegar a expeler hastío y finalmente la incertidumbre y pesadez que provoca la inercia.
La mayoría de los titulares de los medios de comunicación del país reproducen hechos delictivos; situaciones críticas de violencia, amenazas a comunicadores y estadísticas que exponen ese aumento de la criminalidad e inseguridad ciudadana.
El tráfico ilícito de drogas, microtráfico, suicidios, feminicidios y otras noticias de este orden han ocupado las primeras planas y la pregunta no puede ser otra que cuándo podrá respirarse la esperanza de las transformaciones, y el tiempo se declare a favor de una sociedad que lucha, lucha y espera mejores resultados en su centenaria existencia. Porque, si los cambios implican fortalecer e imprimir velocidad al desarrollo, vengan pues, pero que marquen ese ahora y un después necesario, imprescindible y tan esperado…
Se acercan cambios…
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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