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Nos va la vida

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Si sabemos que la vida se mantiene en correspondencia total con la vegetación que nos rodean y que los árboles mantienen el ecosistema para la existencia, la pregunta sigue siendo por qué privamos sin pudor a nuestro hábitat de algo absolutamente útil e imprescindible.
 
En República Dominicana la situación se ha convertido en un problema serio y en lo que va de año, las autoridades han detenido varios cargamentos de carbón en las provincias fronterizas, “con dudosos permisos para su fabricación y comercialización”, tal y como escribió en estas páginas el colega Amaury Florenzán, quien señala que esto  no resulta diferente en otras naciones latinoamericanas, “donde grupos civiles, eclesiásticos y comunidades completas se han lanzado a las calles para exigir respeto a las multinacionales y empresas locales que dañan a la naturaleza”.
 
Se estima, según fuentes consultadas, que hace unos 10 000 años, tras el último periodo frío, los bosques ocuparon entre el 80 y el 90% de la superficie terrestre. Desde entonces la deforestación ha sido tal que en la actualidad los bosques cubren entre un 25% y un 35% de dicha superficie.
 
Las cosas han llegado a tal nivel, que el  presidente de la Cámara de Diputados (CD), Abel Martínez, urgió tomar las riendas y evitar las tantas devastaciones que tienen lugar en el territorio nacional  y pidió apoderar a la comisión de Medio Ambiente y Recursos Naturales del hemiciclo a fin de que hagan un levantamiento de las denuncias hechas por distintos legisladores.
 
Al parecer, se moverán fuertes las cartas de las investigaciones que, sin duda alguna, chocarán con  inescrupulosas manos, quizás muy poderosas, que han permitido este comercio indiscriminado de los 16 millones 145 mil 819 libras de carbón vegetal  exportadas desde el 2011 al 2013, principalmente a Estados Unidos, Puerto Rico, San Martin, España, Portugal, Turkmenistán, Grecia, Martinica y otros.
 
Entre denuncias e indagaciones andamos en estos días y quiera Dios se ponga un “pare” concluyente, que impida la deforestación e incremente esa masa boscosa extinguida paulatinamente en los últimos 40 años. De verdad que nos va en ello la vida.

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