Mucho se comenta de temas políticos en estos días, como se hizo ayer y sin duda alguna, será también mañana. Se conoce que el país reverbera en las cuestiones eleccionarias, y que nadie – o para no absolutizar-, casi nadie, deja de opinar- acertada o no, sobre la manera en que la oposición se ha debilitado desde muy adentro dejando al país en una especie de unipartidismo, aunque muchos se empeñan en querer demostrar lo contrario.
Existen, sin duda alguna, figuras representativas fuertes en su esencia de construir un mejor futuro para dominicanas y dominicanos. Son esos que Bertold Brech llamó los imprescindibles; pero, hay que reconocer que escasean.
Los cambios de “casacas” o traslados de un partido a otro, pueden tener decenas de interpretaciones y razones individuales y hasta colectivas, comprendidas o no, justificadas o no…; también sucede con las dimisiones, algunas difíciles de entender, como sucedió con la renuncia de Minou Tavárez Mirabal, de cuya decisión opinan algunos que su Partido de la Liberación Dominicana, más empeñado en ganar elecciones que en salvar el futuro de la nación, no responde a su sentido de militante.
De una manera u otra, aun dejando ese espacio de respeto a que cada quien actúe según su propio convencimiento, la realidad es que el país está inmerso en un proceso difícil, escabroso, en una vía eleccionaria que parece no tener “pares”, ni curvas, y a través del cual se visualiza un enmadejado bosque, sin que puedan vislumbrarse con claridad los árboles…
Del bosque y los árboles
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
Story
Page