Las características de la crisis que sacude al Partido Revolucionario Dominicano (PRD), desde hace cerca de dos años, nos indican que la unificación de esa organización política se producirá después de las elecciones del 2016.
Las posiciones que mantienen los dos principales líderes del principal partido de oposición del país, no ha dado ni dará cabida a un entendimiento entre las partes, sobre todo hasta que no depongan sus aspiraciones a la presidencia de la Republica.
En el fondo, la crisis del PRD, se fundamenta en las aspiraciones que mantienen Miguel Vargas Maldonado e Hipólito Mejía, a la presidencia de la Republica y si uno de los dos renunciara a ese legítimo derecho automáticamente se producirá la anhelada unidad de la familia perredeista.
En lo que refiere al presidente del partido blanco, las cosas van más lejos, debido a que el mismo no solo se ha aferrado a las aspiraciones presidenciales por esa organización política, sino que también desea mantener la presidencia del partido para evitar los disgustos que le ocasiono la presidencia de Ramón Alburquerque en el 2008, cuando le correspondió ser candidato frente a la reelección de Leonel Fernández.
A esas posiciones que hasta los miopes las ven irreconciliables, por el momento, se añaden la desconfianza y las traiciones que uno y otro bando señalan han subsistido entre quienes se disputan el control del partido político más viejo de la Republica Dominicana.
Mientras Miguel Vargas y sus seguidores, se quejan de que fueron traicionados por Hipólito Mejía y quienes le adversan, en las elecciones del 2010, hasta el punto de que le evitaron al PRD conseguir un solo senador, algo jamás visto en la historia de ese partido, de su lado, los del denominado grupo mayoritario, acusan a los Miguelistas de haber traicionado al candidato presidencial en las elecciones del 2012.
De ser ciertas ambas acusaciones, no solo estaríamos frente a una doble traición de estos sectores contra las bases del PRD, sino ante un empate que les obligaría a reconsiderar sus posiciones por primera vez, en aras de resarcir el daño que le han causado al partido y a su militancia en los últimos años.
Sin embargo, los hechos hablan por sí solos y lo que se vislumbra en el horizonte político criollo, es que no habrá unificación entre los dos sectores que mantienen divididos al PRD y que en las elecciones del 2016, tendremos un sector que apoyara la Convergencia y otro que se quedara con las tres letras del partido encabezando una pequeña alianza con partidos minoritarios.
Lo lógico es reconocer la fortaleza de un PRD que en medio de todas esas contradicciones ha podido conservar un 38 por ciento, de acuerdo a los resultados de la última publicación de la firma encuestadora Penn, Schoen & Berland, cuya cifra podría desmoronarse tan pronto como se formalicen las candidaturas de la Convergencia y de quienes encabecen la franquicia.
Es digno recordar y reconocer que la historia política nos ha enseñado que las divisiones no han sido buenas aliadas de los triunfos del Partido Revolucionario Dominicano y que una posible derrota de la fuerza que se vislumbra lo encabezara en las elecciones del 2016, la obligara a negociar la reunificación de sus sectores internos si desean que ese partido continúe existiendo o de lo contrario se seguirán despedazando en el Tribunal Superior Electoral (TSE), hasta que su militancia decida otro rumbo, como el que han tomado muchos, en medio de la presente crisis.
agendasemanal@hotmail.com
El futuro del PRD y las elecciones de 2016
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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