Las efemérides y fechas conmemorativas sirven, más que para reflexionar sobre un tema específico, para generar un mayor nivel de conciencia y actuar, en definitiva, en la solución de los problemas.
El caso es que la Tuberculosis, a pesar de los esfuerzos para exterminarla, sigue minando salud y pueblos: un tercio de la población mundial está infectada por este bacilo descubierto por el doctor Robert Koch en 1882.
La OMS trabaja para reducir, hasta 2015, las tasa de prevalencia y muertes por tuberculosis; pero, aunque el número de casos ha descendido de forma global desde 2006, la cifra de menores que han perdido a sus padres por esta causa alcanza los 10 millones. En República Dominicana se ha logrado disminuir en un 50% la incidencia y mortalidad, y si bien el país estuvo entre los de tasa más alta en la región latinoamericana, el cumplimiento de los Objetivos del Milenio le faculta a ocupar otros linderos con respecto a la enfermedad.
Según el ministro de Salud Pública, Hidalgo Núñez, en 2012 el Ministerio de Salud Pública invirtió RD$80 millones para ofrecer tratamientos gratuitos a los ciudadanos y ciudadanas afectados por el bacilo de Koch, ofrecidos en los 1,500 centros dispuestos para estos fines. Este año continúan las acciones y como siempre se repite: precaver es vencer; para lograr el impacto esperado, se debe garantizar al menos un 70% de detección de casos, con el 85% de curación: aquí se ha podido descubrir el 66% y un 83% de mejoría, según el titular.
De todos modos, la vecina Haití presenta estadísticas que conmueven y preocupan más, con casos que superan con creces los de la nación dominicana, con el número cuatro en el top de los diez países latinoamericanos con mayor incidencia. Esto sigue siendo un desafío para los gobiernos dominicano y haitiano.
Más allá de cifras y campañas, no hay duda alguna de que cada “cruzada” preventiva requiere de esfuerzos bilaterales: o sea, que las instituciones inviertan y el individuo, en cuanto presente los síntomas, acuda al centro de salud más cercano.
Conmemorar el “Día Mundial de Lucha Contra la Tuberculosis” significa mantener los ánimos altos y no cejar hasta que la tuberculosis y otras tantas epidemias pasen a ser páginas del pasado.
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