Lamentablemente, es cierta la afirmación del patólogo forense Sergio Sarita, cuando refiere que su condición y especialidad “produce, analiza y genera un informe para que sea interpretado y utilizado a nivel penal, pero lo que sucede es que la mayoría de los jueces y fiscales de República Dominicana no están capacitados para digerirlos y lo que hacen es archivarlos”.
Entonces, viene el análisis de la escasa preparación y limitado entrenamiento por parte de los magistrados, lo cual aleja la interpretación de los informes forenses, como debía ser en cada caso.
A su vez, el procurador general de la República, Francisco Domínguez Brito, cuestiona que un delincuente vuelva a la calle, tras haber cometido un hecho delictual por alguna razón o falla del sistema y agrega lo que significa una verdad de Perogrullo: “la impunidad es un gran estímulo,… la persona que roba o mata tiene que estar detenido, tras la rejas”.
Y no es solo Domínguez Brito quien se preocupa por esta realidad que confirma que un porciento alarmante de los sometidos por la Policía Nacional sale en libertad, aun cuando han cometido hechos monstruosos, de los cuales la sociedad dominicana tiene constancia.
Patrullaje mixto en las calles, persecución y apresamiento de los que delinquen, debe estar acompañado de una investigación profunda y toma de decisiones que confirmen la unidad de los actores del sistema para que no exista impunidad.
Hasta la fecha, aun cuando los actos de violencia se hayan reducido, según estadísticas publicadas por las autoridades, no existe en el país confianza y mucho menos seguridad ciudadana. Que la alcancemos requiere jueces, fiscales y todo un personal capacitado y con las facultades que le acreditan sus responsabilidades para someter y hacer que se haga justicia.
Entonces, ¡que aprendan!
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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