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La FAO y perspectivas…

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), acaba de informar que, en comparación con los últimos años, existe un mayor equilibrio y precios menos volátiles en los productos alimenticios básicos.
 
La información satisface algo, sobre todo si se piensa que uno de cada ocho habitantes del planeta padeció hambre crónica entre 2011-2013, o lo que es igual, unos 842 millones de personas.
Y aunque se habla de una disminución de casi tres por ciento respecto a los 868 millones ubicados en esa situación entre 2010 y 2012, aun hay que “arar muy fuerte” para dejar en el olvido tan cruel flagelo.
 
Ahora, la FAO cita el incremento de la producción de cereales en el actual año, derivada esta de la recuperación de los cultivos de maíz en Estados Unidos, y “de una cosecha récord de trigo en los países de la Comunidad de Estados Independientes”; también se mencionan los aumentos en las producciones de muchos granos, aunque en el caso del arroz el “crecimiento es modesto” (hecho nada plausible para dominicanas y dominicanos, en cuya dieta este aparece como parte intrínseca “de la bandera” diaria).
 
Otro dato que  da algo de aliento es el expuesto por David Hallam, director de la División de Comercio y Mercados de la FAO, quien avizora que las reservas mundiales, que terminan en 2014, suban un 13%, hasta los 564 millones de toneladas, con un alza solamente en los cereales secundarios del 30 por ciento y con una expansión de las acumulados mundiales que posibilitará a la población mundial alcanzar el 23%, muy por encima del mínimo histórico del 18,4 por ciento entre 2007-2008.
 
No obstante, todavía el tema de  la nutrición en los sistemas agrícolas y alimentarios en su conjunto, así como en sanidad pública y educación, especialmente para las mujeres siguen a larga distancia, y las políticas encaminadas a aumentar la productividad agrícola adolecen.
 
Lo que nadie duda es que “el crecimiento económico es la clave para el progreso en la reducción del hambre, pero el crecimiento no puede llevar a más y mejores empleos e ingresos para todos, a menos que las políticas se dirijan a las mayorías invisibilizadas de escasos recursos.

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