El presidente ruso, Dimitri Medvedev, ha reunido a los de Armenia y Azerbaiyán, Serge Sarkisian e Ilián Alíyev respectivamente, hoy en Moscú donde han firmado un documento en el que se comprometen a "continuar la labor para el arreglo político del conflicto" de Nagorno Karabaj "según los principios y normas del derecho internacional y las decisiones y documentos aprobados en dicho marco".
El texto, leído por Medvedev a la prensa a la salida de la reunión, reconoce la mediación de Rusia, EE UU y Francia, como presidente de turno de la Unión Europea (UE), miembros del Grupo de Minsk de la OSCE, encargado de encontrar una solución al conflicto.
Entre 1991 y 1994, la guerra azerbaiyano-armenia por el control de Nagorno Karabaj, enclave armenio en territorio azerbaiyano, supuso la muerte de unas 25.000 personas en ambos bandos y fue ganada por los secesionistas armenios. La derrota no solo supuso para Azerbaiyán la pérdida del enclave y la expulsión de allí de la población no armenia.
Las tropas de Armenia y de los separatistas armenios del Alto Karabaj ocuparon casi un tercio de todo el territorio azerbaiyano, con un saldo adicional de casi un millón de refugiados internos en el país del Cáucaso Sur.
Las diferencias entre las partes son muy grandes, ya que Azerbaiyán exige la retirada incondicional de las tropas armenias, que serían sustituidas por fuerzas de pacificación, para conceder una amplia autonomía a Nagorno Karabaj. Por su parte, Yereván defiende el derecho a la autodeterminación del enclave, aunque vincula su estatus definitivo a la celebración de un referéndum, mientras los separatistas abandonaron su antigua exigencia de integración en Armenia, pero reclaman la independencia.
La ONU condenó en 1993 en cuatro resoluciones diferentes la "ocupación" del enclave por las tropas armenias y demandó su retirada inmediata.