El demócrata necesitaba 270 votos electorales para ganar las elecciones presidenciales, un listón que superó con un amplio margen, al lograr un total, a falta de que termine el recuento en algunos estados, al menos 342 votos electorales frente a 143 de su rival John McCain en unos comicios históricos para EEUU.
Obama es así el primer candidato en lograr una victoria tan abrumadora desde que Bill Clinton derrotó a Bob Dole en 1996 con 379 votos electorales frente a 159 de su rival.
El nuevo mandatario estadounidense ha cumplido con las expectativas de aquellos analistas que predecían que Obama iba a conseguir la Presidencia con un "landslide", un término que significa algo así como "ganar por goleada".
En las complejas elecciones estadounidenses se utiliza este término cuando un candidato barre en la mayor parte del país, como le ocurrió a Ronald Reagan en 1984 o a Franklin D. Roosevelt (1933-1945) en las cuatro elecciones a las que se presentó.
Sin embargo, no existe una cifra que defina cuántos votos electorales son necesarios para conseguir un "landslide".
Ed Rollins, que ayudó a Reagan a conseguir hace 24 años una victoria de 525 votos electorales sobre los 13 de Walter Mondale, considera que un candidato gana por abrumadora mayoría "siempre que consiga más de 300 o 320 votos electorales".
Por su parte Gerald Hill, autor junto a Kathleen Thompson Hill de un diccionario sobre la política estadounidense, explica que "normalmente significa que (el voto) excede todas las expectativas y que es, de alguna manera, abrumador".
El término "landslide" se comenzó a utilizar en 1838 en casos de desastres naturales, pero los periodistas lo aplicaron pocos años más tarde al contexto político, según el columnista político William Safire, que resalta que, en definitiva, significa una "victoria sonora; una en la que la oposición queda enterrada".
Otros afirman que el candidato perdedor es claramente víctima de un "landslide" de su rival cuando no logra más de 100 votos electorales.
Bajo estas definiciones, también se podrían incluir en esta categoría el triunfo de Theodore Roosevelt en 1904 sobre Alton Parker, con 336 votos electorales frente a 140; la de Woodrow Wilson sobre Roosevelt y William Taft en 1912 (435-96); la de Warren Harding sobre James Cox en 1920 (404-127).
Por su parte, se clasifican para el grupo de presidentes que han logrado una victoria por goleada Herbert Hoover, quien derrotó con 444 votos electorales frente a 87 a Alfred Smith en 1928; Lyndon Johnson, quien, con el acertado apodo de "avalancha Lyndon", triunfó sobre Barry Goldwater en 1964 con 486 frente a 52 votos.
Por último, cabe destacar la victoria de Richard Nixon sobre George McGovern en 1972, ya que enterró las aspiraciones de su rival con 520 votos electorales frente a tan sólo 17 de su contrincante.
La elección presidencial en EEUU no es directa, sino que quien nombra al mandatario es el Colegio Electoral, en el que hay 538 votos electorales. A cada estado, y al Distrito de Columbia, se le adjudica un número de votos electorales, según el tamaño de su población.
El ganador en cada estado, por pequeña que sea la diferencia, se lleva todos los votos electorales de ese territorio.
Las dos únicas excepciones son los estados de Maine y Nebraska, donde dos de los votos electorales van al ganador y otros tres se distribuyen entre el que haya ganado cada uno de los tres distritos en que se dividen ambos estados.
Para proclamarse presidente, un candidato necesita hacerse con 270 del total de 538 votos electorales.
McCain reconoce su derrota
John McCain, al reconocer la victoria de Obama dijo: "El pueblo estadounidense ha hablado. He llamado al senador Obama para felicitarlo tras ser elegido presidente de este país, que ambos amamos", dijo McCain.
El senador de Arizona añadió que la elección del afroamericano Obama representa "un gran avance para Estados Unidos" y es "una prueba" de la superación del "racismo" en el país.
McCain habló en un hotel flanqueado por su esposa, Cindy, la candidata republicana a la Vicepresidencia, Sarah Palin, y su marido, Todd Palin, ante un grupo pequeño de partidarios. Frente a eso, más 100.000 personas se congregaron en el centro de Chicago para escuchar a Obama.
"Es natural que hoy nos sintamos un poco defraudados, pero mañana debemos superarlo", comentó McCain a sus partidarios, que abuchearon cada vez que el senador de Arizona mencionó el nombre de Obama.