Los millonarios jugadores afroamericanos del baloncesto profesional, tradicionalmente poco preocupados por la política, esta vez con un candidato de su raza se implicaron personal y económicamente en la campaña de Obama, convertido ya en el presidente número 44 de Estados Unidos.
Las grandes estrellas como LeBron James, Chris Paul, Kobe Bryant, Baron Davis y Chauncey Billups, que ya habían expresado su apoyo a Obama, tuvieron la oportunidad de disfrutar en privado la jornada de votación y escuchar el discurso victorioso del nuevo presidente porque sus respectivos equipos disfrutaron de jornada de descanso.
Pero no sucedió lo mismo con otras estrellas del "Big Three" de los Celtics de Boston, que tuvieron que viajar hasta Houston para enfrentarse al equipo local de los Rockets, donde también estaba Tracy McGrady, un admirador y seguidor de Obama.
Los entrenadores de ambos equipos fueron conscientes del interés que tenían los jugadores y en el caso de Doc Rivers, responsable de los Celtics, él mismo, por el recuento de votos, y de ahí que trataron de aislarse lo mejor que pudieron.
Rivers reconoció que cuando comenzó la preparación del partido en el Toyota Center no pudo evitar que su mente también estuviese de alguna manera puesta en la elección presidencial.
"Es la primera vez que recuerdo en el ámbito del deporte que haya habido tantos jugadores interesados en los resultados electorales", declaró Rivers al concluir el partido. "No había visto una cosa igual. Jugadores, entrenadores, todos hablando de política y de la elección".
Rivers dijo que no importaba si eran partidarios de Obama o John McCain, lo importante era el interés que se había generado, algo que consideró "increíble".
"Kevin Garnett me preguntó varias veces si había seguido la cobertura y le dije que no", explicó Rivers con una amplia sonrisa. "No deseo ninguna distracción durante el partido, fue la respuesta que le di a Kevin, simplemente he votado y es lo único que puedo hacer".
Rivers admitió que no fue fácil la concentración, pero después de conocer el resultado de la elección, la noche había sido "histórica" para el país y para su equipo, que logró la victoria por 103-99.
Con el triunfo ya conseguido, los jugadores de los Celtics entraron al vestuario para ver también por televisión como McCain daba su discurso de aceptación del triunfo de Obama como nuevo presidente y algunos, como el escolta Ray Allen, la gran estrella del partido, se quedaba silencioso y escuchando cada expresión.
"Vi a Jesse Jackson cómo lloraba", declaró Allen, que anotó 29 puntos, su mejor partido de la temporada. "Las personas no alcanzan a comprender lo histórico de esta noche. Jesse Jackson conoció a Martin Luther King y la opresión que las personas sufrieron. Cada niño, no importa la raza o color, dispondrá de más oportunidades".
Allen tuvo también palabras de alabanza para McCain por el discurso de aceptación del triunfo de Obama que había ofrecido.
"McCain dio un discurso con mucha clase", destacó Allen. "Escuchándole, me hizo desear que cada día sea mejor estadounidense, pero además dijo muchas cosas positivas que no le oí durante su campaña electoral".
Por su parte, Garnett reconoció que había sido una noche muy especial tanto dentro como fuera del campo y que Houston le iba a quedar marcado para siempre.
Mientras en el vestuario de los Rockets, McGrady, que perdió el duelo individual con Allen al anotar 26 puntos y el equipo el partido, su primer comentario a los periodistas fue para expresar lo "feliz" que se sentía después de haber visto a Obama dar su discurso como nuevo presidente.
"Es algo muy especial, es historia, baby", declaró McGrady. "Me siento muy feliz, ahora me voy a mi casa conecto la televisión y a disfrutar de algo maravilloso".
La nota de humor la puso el pívot chino Yao Ming, compañero de McGrady, cuando le pregunto que si había votado por McCain, aunque le fuese a subir los impuestos.
"No me importa los impuestos, ahora soy feliz y eso es lo que cuenta", respondió McGrady.
En la misma línea de satisfacción y felicidad se expreso Grant Hill, el alero de los Suns de Phoenix, por el triunfo de Obama y el que su equipo consiguió ante los Nets de Nueva Jersey.
"La verdad es que ha sido una noche de doble triunfo, pero el que más me puso nervioso fue el de la elección presidencial", declaró Hill, uno de los jugadores más activos en el apoyo a Obama desde que comenzó en las primarias a ser candidato demócrata a la presidencia.
Hill presidió una reunión benéfica en favor de Obama, en Washington, en mayo del 2007, y ya en Phoenix junto a su esposa, Tamia, también organizó otro acto para que hablase este verano Michelle Obama, la que será futura Primera Dama de Estados Unidos.
"Hay un gran número de deportistas que realmente se sienten implicados en el proceso electoral", señaló Hill. "Sientes como tu candidato gana y eres parcialmente responsable de eso.
Hill reconoció también que aunque se consideraba relativamente joven, nunca pensó que en su vida, un afroamericano podría estar cerca de ganar o ganar la presidencia del país.
"Haber sucedido, es algo extraordinario, que te llena de inspiración", destacó Hill. "Dentro del equipo todos los compañeros tienen el mismo pensamiento".