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Programas Madre-Niño

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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República Dominicana  ocupa un triste lugar en la región en las muertes maternas e infantiles, razón por la cual debían incorporarse programas dirigidos a reducir la mortalidad, sobre todo, “por causas prevenibles, y a mejorar la calidad de vida de menores y embarazadas”.
 
De otras experiencias se aprende y hay que destacar la colaboración médica cubana en 13 wilayas (provincias) del centro sur de Argelia, donde obstetras, neonatólogos, enfermeras, intensivistas, técnicos y otros colaboradores han logrado una labor  cuyo impacto ha sido tremendo, con la consiguiente reducción de esas lamentables pérdidas.
El grupo de especialistas de la Mayor de las Antillas ha logrado erradicar los fallecimientos del neonato (recién nacido),  desde el pasado año y lo que va de 2013 no se ha registrado ningún deceso por este motivo.
 
También han prestado atención particular a los partos  prematuros, “de manera fundamental a la denominada enfermedad de la membrana hialina, conocida como síndrome de distrés respiratorio”, todo lo cual- indican las fuentes consultadas-, se ha hecho posible por  la importancia que le atribuyen a la  atención primaria y secundaria a la mujer desde el momento mismo en que se capta el embarazo hasta después del nacimiento del niño.
 
Hablamos de un trabajo intenso en zonas desérticas, con temperaturas que no son nada halagüeñas; sin embargo, cuando los médicos entrevistados asumen que cubren las 24 horas de trabajo tanto en consultas, como en urgencias, a lo cual se suma la sala de terapia intensiva en neonatología y la de atención al grave, entonces puede comprenderse por qué hay  logros significativos.
 
Habría que reflexionar en hospitales y salas de emergencia en República Dominicana, donde se carece de atención a menores en los fines de semana, como se ha revelado en estas mismas páginas; así como las malas prácticas médicas que han sumado muertes maternas en los últimos lustros.
 
Valdría la pena meditar, y sobre todo actuar, porque no pueden seguir muriendo impunemente, quienes merecen, sobre todas las cosas, la vida.

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