La carencia de estadísticas e información precisa en República Dominicana impide que se dé un tratamiento acertado a ese grupo de niños y niñas que viven con discapacidad en el país. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), puso a la luz el Estado Mundial de la Infancia 2013, este año dedicado a esos menores que padecen alguna limitación física y convocó a un “grupo de organizaciones del gobierno y de la sociedad civil para reflexionar sobre los avances y desafíos que todavía amenazan el pleno disfrute de sus derechos… en especial en salud y educación”.
Ese vacío de información representa una necesidad urgente de erradicar, pues ellos y ellas viven y conviven entre quienes no siempre saben cómo tratarles y hacerles visibles, para “combatir la discriminación y lograr que los servicios de salud atiendan correctamente sus necesidades y la escuela garantice su inclusión”.
República Dominicana enfrenta muchos retos en estas políticas y programas inclusivos. Aun cuando instituciones y organizaciones mundiales como Unicef intentan promover alianzas en las que se incluyan estos niños y niñas con capacidades diferentes, los padres y las madres y todas las asociaciones que los representan, todavía esto no pasa de un noble intento que lacera los derechos elementales de seres que necesitan ser reconocidos y ocupar el lugar en la sociedad que les merece.
De todos modos, vale la pena que se ejecuten reuniones y encuentros como este, donde las organizaciones participantes renueven sus compromisos de “hacer más y de manera más coordinada, convencidos de que el acceso a servicios y utilización de tecnología de apoyo pueden hacer que un niño o una niña con discapacidad asuman un lugar en la comunidad y contribuyan a ella”.
Menores discapacitados
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