Empresarios y comerciantes, incluso, advierten de un posible estado de ingobernabilidad si cuanto antes no son frenados los constantes apagones de hasta 20 horas, y que le dejan pérdidas millonarias.
Los apagones han ocasionado que el empresariado y el comercio realicen inversiones no contempladas en la adquisición de generadores eléctricos, gastos adicionales a los pagos de facturas puntuales por la energía eléctrica para sus residencias, pese a que no reciben.
Pero no menos dramática es la situación de los dueños de colmados, que impotentes ven dañarse los productos que requieren refrigeración. Muchos de los colmados de los sectores de la parte alta de la ciudad han tenido que cerrar sus puertas por la quiebra causada por los apagones.
Quienes se ganan la vida de manera informal, como son salones, peluquerías, heladeros, carniceros, entre otros, se encuentran paralizados.
El “fuete” de los apagones ha hecho colapsar un gran número de plantas o generadores eléctricos en escuelas públicas y colegios privados, en cuyos centros los inversores tampoco dan abasto, ya que a falta de energía no se pueden cargar.
Quizás por mucho tiempo en República Dominicana ricos y pobres no habían estado padeciendo un mal común: la impotencia de los apagones. Los apagones arrecian con la misma ferocidad en el ensanche Naco como en el barrio Capotillo.
También en Arrollo Hondo como Cristo Rey; en Piantini como en Herrera; en Gazcue como en Simón Bolívar; en el ensanche Julieta como en el barrio La Loma del Chivo; en El Millón como en Culo de Maco…
Ante la desesperación e impotencia por el vía crucis de los apagones, el gobierno y los generadores energéticos cada día inventan respuestas a través de los medios de comunicación a las preguntas de la población irritada de ¿Por qué los prolongados apagones?.
Las versiones son diversas: desde la salida de los generadores privados por problemas “técnicos”, hasta la suspensión de las plantas que opera el gobierno por “el bajo caudal de las hidroeléctricas”, o “fugas en la transmisión o falta de gasoil”.
Expertos en la materia afirman que las causas del mal de los apagones es meramente económica. Siendo más explicitos: los productores privados de energía se cansaron de las promesas de pagos que les hace el gobierno.
La población ya encuentra repetitiva las informaciones de los diversos funcionarios gubernamentales que hablan de cuantos circuitos funcionan y cuantos no están activos; de cuanto es el déficit energético y de cuantas plantas más de generación eléctricas se proyecta instalar; de cuánto se debe y cuanto se promete pagar.
Quienes ponen su oído en el corazón del pueblo saben que lo único que la gente pide es que se normalice el servicio energético, y que cesen los prolongados apagones que sufren por igual quienes pagan religiosamente por el servicio como quienes no pagan.