El Palacio Presidencial, lugar que alberga la sede del Gobierno o del Poder Ejecutivo, y que representa el símbolo de la soberanía, espacio físico donde se toman las grandes decisiones y se trazan las políticas para la buena marcha del país, en los últimos años ha pasado de ser un lugar de actos solemnes a una especie de “muros de lamentaciones, cabildeos y reclamos” de los más diversos sectores: sindicales, amas de casa, curas, comberos y empresarios…
Otras actuaciones insólitas que ha dejado a muchos boquiabiertos ha sido la utilización de la sede Presidencial para satisfacer “caprichos” como la celebración de cumpleaños de algunos funcionarios y parientes cercanos, actividades que rememoran los banquetes que, con el dinero del pueblo, solía celebrar el dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina.
El Palacio con frecuencia es prestado para grabar videos musicales y rodajes de películas; también se ha permitido pasear en franela al potentado exyerno del expresidente Leonel Fernández, Karim AbuNaba’a, de ascendencia árabe, contra quien se han incoado demandas por estafa y amenazas de muerte en diversos tribunales del país.
Los pasillos de la Casa Presidencial suelen verse repletos de militantes del partido del gobierno de turno, en búsqueda de que se les cumplan con algunas promesas de campaña o ser colocados en una de las nóminas del Estado, como forma de “compensación por el trabajo político realizado”.
Entendidos en la materia plantean, como una de las alternativas para disminuir la irrealización del Palacio Nacional, que la administración de turno restaure las “audiencias populares” que estableció durante su mandato (1982-1986), el entonces presidente Salvador Jorge Blanco, donde los diversos sectores tenían la oportunidad de canalizar sus reclamos directamente con el Presidente.
Uno de los acontecimientos que dieron a la Casa Nacional la debida solemnidad, y que los dominicanos y dominicanas recuerdan con gran respeto fue el ocurrido el 19 de mayo del 1965, cuando el grupo de militantes constitucionalistas intentó volver a tomar esa sede, que había sido ocupada por una administración conservadora para reintegrar la gestión del profesor Juan Bosch, víctima de un golpe de Estado , intento en el cual cayó en combate el coronel Tomás Fernández Domínguez, quien encabezó la insurrección.
Periodistas
Al asumir su administración en agosto del 2012, el presidente Danilo Medina y el equipo de Comunicación de la Presidencia empezaron a asumir medidas para “mejorar el aspecto” del Palacio. Unas de las principales órdenes emitidas fue limitar la libre circulación de periodistas, fotógrafos y camarógrafos por el pasillo bautizado como “Duarte con París”, lugar donde se puede apreciar la llegada y salida de quienes procuran ver al mandatario u otros ministros del gobierno.
La iniciativa generó fuertes críticas de los comunicadores que cubren la fuente, muchos de los cuales vieron en ella una manera de coartar el libre acceso a la principal fuente de información de la nación.
“Hace pocos a mí me metieron 10 días presos, porque ustedes circulaban por un sitio que no debían. Por favor, háganlo por mí y retírense”, dijo uno de los guardias a los comunicadores para justificar las restricciones.
Ante el reclamo de los reporteros, el director general de comunicación de la Presidencia, Roberto Rodríguez Marchena, puso como solución al impasse, que cuando los periodistas quieran hablar con algún funcionario, lo pidan de manera formal “y así nosotros lo gestionaríamos y evitamos que sean abordados en los pasillos”.
En llamada a un programa radial, Marchena declaró que “los periodistas usan el Palacio Nacional como punto de encuentro. Yo les explicaba que es un lugar de trabajo”.
Apenas a unos minutos de las declaraciones de Rodríguez Marchena, una empleada de prensa de la sede de Gobierno, Mabel Lemoniel, publicó en su cuenta de twitter lo siguiente: ”Venga, que veo un gran show porque no dejan a los periodistas estar en los pasillos en espera de ´lo que sea´ que quieran…Tu ves que mientras se desarrolla la rueda de prensa ellos están hablando de Coelho y novios que las botan por otra que consiguen en FB (Facebook)…Que arman desórdenes tan grandes que se caen y tumban gente, incluso… pero mejor no sigo… ¡son intocables! :)”.
Estructura Palacio Nacional
El Palacio Nacional dominicano es una impresionante obra de estilo neoclásico, ubicada en el centro de Santo Domingo. Su construcción estuvo bajo la responsabilidad del arquitecto italiano Guido D’ Alessandro, que inició sus trabajos durante la dictadura trujillista, el 27 de febrero del 1944, con motivo del primer centenario de la Independencia Nacional, y terminó el 16 de agosto del 1947. Su costo fue de RD$5 millones.
Además de alojar al Presidente y vicepresidente de la República, posee oficinas de tres importantes ministerios: el de la Presidencia, Economía, Planificación y Desarrollo y el Administrativo.
El edificio presenta tres niveles; el primero sirve de albergue a las instalaciones de servicios generales; el segundo tiene la entrada y el vestíbulo principal, así como el Salón del Consejo de Gobierno y los despachos principales.
El tercer nivel cuenta con tres importantes salones: Las Cariátides, donde se llevan a cabo las grandes fiestas del Estado dominicano; el Verde, utilizado para pequeñas recepciones y agasajos a personalidades de especial distinción, y el de Embajadores, de los más importantes, donde el jefe del Estado recibe las cartas credenciales del cuerpo diplomático acreditado en el país.
Palacio Presidencial RD pierde solemnidad
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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