La noticia corrió como pólvora y cada quien sintió en carne propia la desesperación del señor Romero Rodríguez, quien ascendió hasta la cima del gigantesco tanque de la sede central de la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (Caasd) y estuvo a punto de perder la vida.
¿Cuán desesperado debe estar alguien para asumir posiciones suicidas de tal envergadura?
Si miembros del Cuerpo de Bomberos de Santo Domingo no hubieran evitado que Rodríguez se lanzara, en estos momentos su familia y la sociedad dominicana viviría el luto por la pérdida de alguien que reclamaba el pago que merecía por concepto de sus prestaciones laborales.
Se ha planteado en los medios que desde que asumió la administración en la Caasd, Alejandro Montás, se adeudan allí cientos de millones de pesos a personas que han sido canceladas, a quienes- dicen-, se les pide constantemente que renueven acuerdos para recibir su dinero.
La situación de Romero Rodríguez es un eco de muchos trabajadores más, por lo que su actuación debe servir de acicate a esa institución y otras en el país, que en momentos tales como los que vive la familia dominicana, adeudan el pago de su trabajo a quienes no pueden vivir de otros recursos que no sean los que producen sus manos obreras.
Mejor pagar cuanto antes y evitar que se repitan hechos similares.
Intentos suicidios en la Caasd
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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