¿Qué vamos hacer hoy en mi fiesta de cumpleaños? La respuesta puede estar dirigida a organizar una programación exhaustiva: comprar zapatos altos, obligada visita a la estética, peinado, maquillaje, el vestuario que disimula la imperfección corporal del talle alto por encima de la media, la cadera un poco estrecha y sobre todo, determinar el largo de la falda para mostrar las piernas bien torneadas por la práctica deportiva.
En el aposento no estaban ni el padre, ni los hermanos, era un círculo completamente femenino, dos amiguitas, la madre y la tía. Todas estaban sumergidas dentro del círculo de la violencia simbólica, practicada contra las mujeres desde hace siglos, por la más tradicional cultura de la masculinidad.
Este detalle demuestra la necesidad de la capacitación en sensibilización y lenguaje de género que promueve el Instituto Colimense de las Mujeres, pues la cultura adquirida por las damas está basada en los conocimientos marcados con rasgo patriarcal donde están precisos los viejos conceptos de cómo se comportará cada mujer, digo las mujeres, de todas las edades. Así permanecen clarísimas las normas del deber ser” señaladas con firmeza por los aspectos simbólicos del género en la construcción imaginaria de la identidad femenina.
Lo curioso es que los conceptos están estáticos como si la sociedad estuviera detenida en el tiempo. La muchacha debe ser flaca, alta, con talle fino, bien peinada (con cabello largo), arreglada y maquillada, para ser bonita debe cumplir, sin determinar de qué tipo de belleza se trata, pues los amplios parámetros establecidos, proceden de otra civilización dominante, generalmente europea: raza blanca, cabellos y ojos claros, etc.
En estos preparativos por el cumpleaños, las organizadoras desconocen las luchas feministas de 1912, cuando las mujeres lucharon ponerse pantalones, cortarse el pelo y conducir automóviles, sinónimo de justa demanda para usar la tecnología que hoy se representa con la internet y las redes sociales.
Esa violencia simbólica, se conoce como “violencia suave y a menudo invisible” analizada teóricamente por el sociólogo francés Pierre Bourdieu, 1930- 2002, quien sostiene que “la dominación masculina tiene todas las condiciones para su ejercicio pleno” porque la preeminencia universalmente reconoce a los hombres y se afirma en la objetividad de las estructuras sociales, de las actividades productivas y reproductivas, basada en una división sexual del trabajo de producción y de reproducción biológico y social, que confiere al hombre la mejor parte, así como en los esquemas inmanentes a todos los hábitos”
Su obra analiza con ideas marxistas los mecanismos de reproducción de jerarquías sociales, al hacer hincapié en la importancia de la diversidad cultural y simbólica que encuentra un asidero especial en la desigualdad de género, con la omisión y la discriminación que aún persisten.
http://pendientedemigracion.ucm.es/
Este argumento toma cuerpo cuando se intentan reproducir tradiciones con motivo de las fiestas, la moda o los casamientos fastuosos, por encima de las posibilidades reales de quienes contraen nupcias.
Sin olvidar que tales acciones nacieron en otro contexto, donde las mujeres no ocupaban posiciones sociales promitentes, como ocurre hoy y están sustentadas por las llamadas tradiciones con el marcado acento patriarcal que pretende solo ama de casa. Con frecuencia para valorar a una novia del hijo joven que aspira a casarse, todavía se escuchan como atributos de la muchacha: ella es bonita hacendosa y de buenas costumbres.
*Maestra en Ciencias de la Comunicación
Para ser bonita tienes que…
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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