Siempre consideramos los “días” de celebraciones y efemérides como momentos para reiterar compromisos y erradicar olvidos. Esta vez se trata del árbol, cuya conmemoración mundial tuvo en República Dominicana hermosa repercusión, materializada con la siembra de 500 mil árboles en el territorio nacional, con la prioridad de las cuencas hidrográficas y zonas devastadas por incendios.
Bautista Rojas Gómez, titular del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, ha prometido que en una primera etapa, hasta finales de julio, pretenden plantar seis millones de árboles de diversas especies en el país, cuestión que vaticina logros y esperanzas, sobre todo si se tiene en cuenta que la floresta nos salva y da vida.
Resulta vital que se involucren en estas tareas estudiantes, voluntarios, y todas las personas, afectadas o no por las devastaciones que tienen lugar indiscriminadamente debido a las innecesarias podas y deforestaciones.
O sea, que estamos de “jornada de reforestación por el Día del Árbol”, que continuará- esperamos-, y evitará que en avenidas de la capital y del país, como la Enriquillo, en el sector Los Cacicazgos, sigan arrancando los centenarios árboles, para sembrar plantas “exóticas”, traídas quién sabe de dónde y en beneficio de quiénes.
La República Dominicana cuenta con su propia y muy hermosas flora y fauna y lo que debe hacerse es “promover en la ciudadanía la importancia de la conservación de los árboles, por los múltiples beneficios ambientales que aportan a los humanos y a los ecosistemas en general”, no arrancar los nuestros para imponer foráneos que no necesitamos.
Reforestar con lo nuestro
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