Indudablemente que la comprensión del dolor que sufre la familia del coronel Julián Suárez Cordero, asesinado este martes, durante la revuelta que tuvo lugar en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), lleva a cualquier persona a pensar en la necesidad de un sometimiento a la justicia y que se le castigue como merece por un hecho tan deleznable como el de quitar la vida a otro ser humano, llámese oficial en este caso, o de cualquier jerarquía y posición social. Pero, no deben acompañar estos momentos luctuosos frases como las expresadas por el jefe de la Policía, mayor general José Armando Polanco Gómez, cuando dijo que van a responder «tal para cual», lo que significa ponerse al mismo nivel de quienes no están a su altura.
Ya sabemos que “violencia no mitiga violencias” y que el “ojo por ojo” ha dejado muchas víctimas en un camino sin fruto alguno.
La sociedad dominicana vive momentos en los cuales los ímpetus campean y frustran inocentes vidas. Las armas, en manos de irresponsables, marcan el luto en familias como la de Suárez Cordero y antes, el del joven estudiante, Willy Florián Ramírez, de 21 años, ultimado también en la UASD por un policía.
La cuestión no es responder “tal para cual”, sino evitar lo que sucedió en 2012, donde más de dos mil personas fueron asesinadas en el país, según datos suministrados por la propia Policía Nacional; léase: cifras por conflictos sociales, y centenares de ellas a manos de agentes policiales, presuntamente en enfrentamientos de la entidad del orden contra la delincuencia.
Más allá de los cuestionamientos por diversos sectores locales ante los métodos utilizados por la uniformada, lo real es que la mayor preocupación de la familia dominicana es la inseguridad ante tan altos niveles de violencia. La mayoría coincide en que se deben endurecer las penas, reformar a la Policía Nacional y mejorar la considerada pobre eficiencia del Ministerio Público en la formulación de expedientes sólidos contra los criminales, todo lo cual avanza en acciones que tienen que llevarse a cabo cuanto antes, porque la pasión no puede cegar a quienes deben establecer, definitivamente, la armonía y la paz que se ha ausentado de la nación dominicana.
¡Cuidado policías!
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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