Si el boxeo fuese un juego de cartas, el campeón de peso junior pluma, Guillermo Rigondeaux, tendría una tremenda cara para el póquer.
No es solamente el tono suave y la naturaleza estoica del boxeador cubano que ha creado un aire de misterio a su alrededor. De última, son las preguntas sin responder acerca de los límites de la habilidad sublime de Rigondeaux que tiene a los expertos tan divididos entrando al combate d eunificación de este sábado contra el campeón de las 122 libras Nonito Donaire en Nueva York.
Cuán bueno es el puño del dos veces medallista olímpico de oro es lo que ha sido debatido desde que Rigondeaux (11-0, 8 KOs), ampliamente considerado uno de los mejores boxeadores amateurs en la historia, se convirtió en profesional en el 2009. Los subsiguientes tres años han producido esfuerzos inconsistentes que han impulsando opiniones ampliamente divergentes acerca de su standing.
Lo que nunca ha estado en duda son las herramientas físicas que Rigondeaux, con 32 años de edad, aporta como un contraataque de manual con una técnica incomparable y un poder hechizante, evidenciado por sus nocauts del 2012 sobre Rico Ramos y Teon Kennedy.
Dicho eso, esfuerzos pocos excitantes y lánguidos en los cuales la defensa de la quijada de Rigondeaux y su enfoque fueron llamados a cuestionamiento en combates por el título contra Ricardo Córdoba y Robert Marroquín le han dado a sus críticos una misma causa para preocuparse.
Si Rigondeaux es un talento al nivel de la libra por libra quien se ha bajado al nivel de la competencia o no o si en realidad es muy viejo, sin consagrarse y unidimensional para un peleador peligroso y dinámico como Donaire (31-1, 20 KOs) es una pregunta que por fin se contestará este sábado. Al igual que todas las preguntas acerca de que si Rigondeaux tiene el maquillaje y el comportamiento adecuado para caminar sobre el fuego y ser tan grandioso como su talento sugiere que es.
Rigondeaux tiene todas las cartas que decidirán si este encuentro entre los dos mejores boxeadores por debajo de las 135 libras puede alcanzar el potencial esperado como un clásico de alto nivel entre dos boxeadores puros que pueden lanzar bombas. Si el combate es uno defensivo y aburridísimo, la culpa recaerá sobre él. Lo mismo si Donaire penetra sus defensas y le da una golpiza a Rigondeaux en los primeros asaltos.
Una cosa que ha sobresaltado a las expectativas previas al combate es cuánto el usualmente reservado Rigondeaux detesta la crítica de sus detractores: «Mira, ¿cuándo ellos van a ve rmi talento? Entreno duro, trabajo fuerte, estoy listo para pelear y hacer mi trabajo», le dijo a ESPN.com. «Mi trayectoria y mi récord (como amateur) habla por sí solo». Y cuando la conversación giró en torno a Donaire, algunas de las hostilidades reprimidas de Rigondeaux comenzaron a colarse.
«Donaire es simplemente otro boxeador. No tiene cuatro manos. Tiene dos manos y dos pies al igual que yo. Así que es otro simple boxeador».
Rigondeaux dio un paso más adelante en una entrevista aparte con ESPN Deportes, diciendo: «Le cerraré la boca a ese filipino cabezón y unificaré mi título».
La mayoría de los intentos de hacer que Rigondeaux confirmara una falta de motivación por oponentes inferiores o que reconociera las críticas de sus detractores, se encontraron con respuestas ligeras. Pero Rigondeaux sí tenía esto por decir acerca de sus desempeños recientes: «Los estilos hacen las peleas. No todos los oponentes son iguales. Uno se tiene que ajustar y uno tiene que enfrentarse uno a la vez».
Lo que hace la pelea de Donaire tan desafiante es que Rigondeaux no puede solamente recostarse de sus habilidades defensivas y de pelear en riposta para producir una victoria de rutina.
Si Rigondeaux va a sobrepasar ese obstáculo de una vez y por todas y catapultarse a la conversación de la libra por libra, va a tener que ser llevándole la pelea a Donaire en momentos claves y ser capaz de aguantar un gran fuego de contraataque en el medio.
Rigodeaux ante el mayor reto de su vida este sábado
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
Story
Page