LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
Ahí están los tres, en su eterno caparazón de piedra, hecho a la exacta medida de su inmovilidad; en su silencio de lejana ausencia, sin espadas ni trabucos ni voces libertarias; sobre el polvo centenario de la muerte que les trajo la traición, el designio irrecusable de los vende-patria; esperando su ración de recuerdo del día 27 carnavalesco y breve; ante una llama puesta para santos que no hacen milagros; mudos testigos de la demagogia, la genuflexión, la hipocresía, la farsa, la codicia, la politiquería. Ahí están los tres esperando las flores que al siguiente día amanecen marchitas.