Imagínese estar sentado todo el día en un cuarto oscuro, evaluando tomografías computarizadas y otros exámenes médicos en la pantalla de una computadora, pero sin ver nunca el rostro de los pacientes verdaderos. Esa es la vida de muchos radiólogos.
Pero un interesante estudio israelí concluyó que añadir fotografías de las caras de los pacientes a los archivos hacía que estos médicos observaran más meticulosamente las radiografías. Ellos reportaron más detalles y dijeron sentir una mayor empatía por pacientes que, de otro modo, serían completos desconocidos.
Añadir las fotos de los pacientes es una manera sencilla y de baja tecnología de recompensar tanto a los médicos como a sus pacientes, concluyeron los investigadores.
Muchos expertos que no participaron del estudio estuvieron de acuerdo, aunque el doctor James Thrall, presidente de la junta rectora del Colegio Americano de Radiología, opinó que hacer de esto una práctica común en Estados Unidos podría ser problemático debido a las leyes para proteger la privacidad.
Además, los beneficios de incluir las fotos podrían desaparecer una vez que la práctica dejara de ser novedosa, dijo Thrall, radiólogo del Massachusetts General Hospital. De todos modos, aseguró que vale la pena profundizar en la investigación.
El estudio incluyó a 15 radiologistas del Centro Médico Shaare Zedek de Jerusalén y a 318 pacientes que aceptaron ser fotografiados antes de someterse a tomografías computarizadas. Las fotos a color aparecían automáticamente cuando los médicos abrían el archivo de computadora de cada paciente.
El enfoque del estudio no estaba en la enfermedad que los exámenes se proponían evaluar, sino más bien en las conclusiones incidentales que aparecen a menudo en las imágenes de tomografías computarizadas, como por ejemplo quistes renales en pacientes de los que se sospecha una apendicitis. Los médicos reportaron estas conclusiones adicionales en 81 exámenes cuando se incluyeron las fotos.
Tres meses más tarde, los médicos miraron sin saberlo los mismos 81 exámenes, pero sin las fotos de los pacientes. Esta vez, los médicos no reportaron el 80 por ciento de las conclusiones incidentales.
»Nosotros vemos, pero no siempre reportamos» estas conclusiones incidentales, sobre todo si se considera que es improbable que afecten el estado actual del paciente, dijo uno de los coautores del estudio, la doctora Irith Hadas-Halpern, radióloga del hospital de Jerusalén.
Sin embargo, estas son muchas veces cosas que los pacientes querrían saber, o que podrían afectarlos con el tiempo, afirmó ella.
Las fotografías de los pacientes hicieron que los médicos observaran con más cuidado y reportaran información más detallada sobre estas conclusiones, dijo.
Además, los 15 radiólogos reportaron al unísono que las fotografías les hacían sentir una empatía mucho mayor hacia los pacientes.
»Una vez que uno ve que se trata de un ser humano. . . la actitud cambia», dijo Hadas-Halpern. «Uno ve que se trata de una mujer joven, o de un anciano que sufre. Esto añade algo».
Hadas-Halpern opinó que podría ser particularmente beneficioso para los radiólogos que trabajan en telemedicina. Estos médicos tienen que interpretar a menudo exámenes computarizados que se envían desde otras latitudes, literalmente muy alejados del paciente.
El estudio iba a ser dado a conocer hoy en la reunión de la Sociedad Radiológica de Norteamérica en Chicago. La idea se le ocurrió al doctor Yonatan Turner, residente de radiología, como un modo de hacer el trabajo menos impersonal.
La doctora Joan Anzia,psiquiatra del Northwestern Memorial Hospital, dijo que añadir fotos era algo «sencillo e ingenioso».
»Sentirse más conectado con el paciente y trabajar un poco más duro tiene mucho sentido a la luz de lo que sabemos sobre la manera en que trabaja el cerebro en términos de reconocimiento facial y apego», opinó Anzia.
Desde la más temprana infancia, explicó ella, el cerebro se programa para responder a los rostros, y esa respuesta es el comienzo de un apego emocional.