Me gustaría saber tus proyectos para el año nuevo. ¿Cuándo se supone que vas a trabajar? ¡Nos quedamos esperándote! Sería bueno conversar un poco más de este asunto. ¡Todo me gustó! Frases cotidianas que manifiestan relación, intimidad, amistad y familiaridad.
Quizás no tenemos el verdadero valor de las palabras. Sabemos que son necesarias para convivir, trabajar y relacionarnos. ¿Alguien puede determinar cuándo una palabra excluye, separa, lastima? La responsabilidad para expresarlas nos puede abrir muchas puertas y también cerrarlas, no solo en la esfera profesional, sino también en lo afectivo y la relación pareja.
Con el desarrollo de las nuevas tecnologías, teléfonos inteligentes, mensajes a larga, media y cortísima distancias, la comunicación adquiere matices imprevisibles por la velocidad y las palabras priman en la trasmisión de las ideas. Se aprecia cómo las universidades y bachilleratos han descuidado el uso correcto de las palabras y la correcta interpretación del mensaje que empobrece el lenguaje.
Somos seres humanos pensantes, sexuados, pero no resulta igual hablarle a un hombre que a una mujer. Se sabe que la recepción es diferente en cada persona, con independencia del sexo, la edad y la identidad de género.
Al respecto, la Dra. Estela Serret Bravo, de la Universidad Autónoma Metropolitana, Azcapotzalco, México, señala en el texto El género y lo simbólico: la constitución imaginaria de la identidad femenina, (2006) que la identidad de género es paradigmática. Las mujeres encarnan entre los humanos la categoría que simboliza el margen, la frontera, y a la vez, lo que ésta excluye.
En la diferencia entre lo masculino/femenino leemos todas las paradojas de las identidades: En la encarnación de esta dinámica, los varones, una parte de la humanidad, asumen su particularidad como el universal: ellos son el hombre. Las mujeres actúan, así, el papel de alteridad y límite de lo cultural y de lo humano, pese a lo cual, cargan sobre sus hombros la tarea de preservar su cultura.
Según la maestra Marta Lamas: “El género es la construcción cultural de la diferencia sexual”. La deconstrucción propuesta plantea de inicio la necesidad de cuestionar el uso más frecuente del concepto de género, aplicado a calificar las identidades con vocablos correctos y precisos para identificar las diferencias. http://www.opcionbi.org/
Y las palabras, continúan haciendo visibles solamente a los hombres a través de viejos recursos lingüísticos “aprobados hace años” por la Real Academia de la Lengua Española que omite la presencia mayoritaria de las mujeres quienes también hoy, desempeñan responsabilidades diversas y ejercen sus derechos ciudadanos en la producción, los servicios, el arte, el deporte y la política, pero continúan invisibles en el plural masculino, en las gentilicios de mexicanos, así como en las alocuciones y arengas públicas.
Los avances sociales alcanzados son parte de los procesos dialécticos de aprovechar lo mejor lo anterior, sin limitaciones donde la palabra puede ser estorbo para enriquecer el saber y el reconocimiento de esta parte femenina de la sociedad.
Se trata propiciar el uso del lenguaje incluyente en el diario hablar, existen construcciones verbales que impidan la exclusión de las mujeres. De abrir puertas cerradas por el prejuicio, porque fueron pronunciadas desde otras tribunas u otras personalidades, quienes se vieron obligadas al uso de este recurso lingüístico por diversas condiciones impuestas por largas luchas feministas de nuestro continente y de México.
*Maestra en Ciencias de la Comunicación
Ella abre y cierra puertas
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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