Después de almorzar y tomarse una siesta, en su casa de Roma, murió Rita Levi-Montalcini, Premio Nobel de Medicina 1986. La médica italiana, bióloga e investigadora recibió el Premio después de 44 años, de su descubrimiento sobre la molécula llamada Factor de Crecimiento Nervioso (NGF).
Múltiples noticias informan que nació en 1909, en Turín, Italia en una familia judía de origen sefardí, sufrió la discriminación antisemita y de género pero logró convertirse en una de las principales científicas de su país, de Estados Unidos y de Europa. Conocida como la “señora de las células”, Rita Levi-Montalcini dormía tres horas al día, feminista indómita, nunca creyó en la jubilación con sus 103 años de edad. No se detenía, investigaba, ofrecía conferencias, ayudaba a la gente más necesitada y era una conversadora sagaz.
Destacaba el optimismo, que la ayudó a soportar duros momentos Padeció enfermedades, estuvo cerca de la muerte, Sufrió los estragos de la discriminación en carne propia y en su familia. Ante las amenazadas del gobierno de Mussolini no se rindió. http://www.elmundo.es/
Una de sus últimas rutinas era visitar diariamente el European Brain Research Institute, que creó en Roma, donde supervisaba los experimentos sobre la molécula proteica llamada Factor de Crecimiento Nervioso (NGF), que había descubierto.
Su revelación científica identifica la multiplicación de las células en el estudio del cerebro. La comunidad científica asegura un camino hacia la cura del Alzheimer y el Parkinson, mientras otros de sus trabajos ayudan a entender ciertas enfermedades de malformaciones y demencia.
Aseguraba que las desdichas las causaba el hemisferio derecho del cerebro. Por ser la parte instintiva, la que sirvió para hacer bajar al australopithecus del árbol y salvarle la vida. Todas las tragedias, repetía, se apoyan siempre en ese hemisferio que desconfía del diferente. La lucha ancestral entre el impulso natural y el razonamiento. El ser humano corre verdadero peligro cuando disfraza su inteligencia con los peores apetitos.
La médica italiana también puso énfasis en su labor a favor de las mujeres, no sólo en Italia, sino en África y dedicaba grandes esfuerzos a través de la fundación que lleva su nombre. En 2001, fue nombrada senadora vitalicia de Italia, «por haber ilustrado a la patria con altísimos méritos en el ámbito científico y social».
Siempre confesó que aguantaría hasta que le funcionara el cerebro. No importaba que le doliera el cuerpo. Había preparado un testamento biológico por si se extraviaba su capacidad de pensar.
“Para vivir mejor es necesario desarrollar curiosidades, empeños, pasiones y mantener el cerebro en funcionamiento, ilusionado y activo. El cerebro no se desgasta, como otros órganos humanos, sino que por el uso se fortalece; se sacan a relucir habilidades que habían permanecido ocultas en etapas anteriores” explicó en una conferencia impartida en el Primer Congreso de Envejecimiento Activo y argumentó que, el cuerpo se arruga pero no el cerebro. Son el desencanto, la desmotivación, la inacción, los que arrugan el cerebro. http://www.voanoticias.com/
Al referirse a Rita Levi-Montalcini, el Dr. Federico Mayor Zaragoza, quien fue Director General de la UNESCO afirmó: “Su labor excede los límites de la comunidad científica y de su propio país de origen, para convertirla en un ejemplo de ciudadana universal, cuyas enseñanzas ayudan a los seres libres y responsables del mundo, en su labor de construir la paz en la mente de los hombres y de las mujeres”.
*Maestra en Ciencias de la Comunicación
@Letra Clara