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RD y las emisiones

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Dice el viejo refrán que los compromisos son como grandes bolsas donde se junta proyectos, ideas, etc , etc, muchas de las cuales se cumplen y el resto “pasa a mejor vida”.
 
Esto viene a cuento de las tantas promesas emitidas por los “grandes” y “pequeños” países comprometidos en cuidar la Pachamama o madre tierra y que en estos días, en Doha, Qatar, vuelven a  esgrimirse en la cumbre mundial sobre cambio climático (COP18) que se realiza en esa ciudad de oriente medio.
 
En el caso de  República Dominicana, el encargo es el de reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en un 25%, “meta que habrá alcanzado en el año 2030”, proyectada  mediante la Ley 1-12 de la Estrategia Nacional de Desarrollo, en la cual se estableció “de manera imperativa la referida reducción de emisiones de gases de efecto invernadero del país, tomando como referencia el año 2010”.
 
Claro que se trata de una meta incondicional, tal y como señalan los documentos relativos, y que el país debe hacer todo lo posible “por sus propios medios y por vocación ambiental, con la solidaridad internacional”. Pero, más allá del mencionado “imperativo práctico como una responsabilidad moral, en un mundo crecientemente interconectado e interdependiente”,  la nación dominicana tiene sus propias obligaciones, que no deben esperar por la anuencia o irreverencia de otros estados para llevarse a cabo.
 
La intención de “dinamizar el crecimiento del Producto Interno Bruto del país en 140% para el período 2010-2030, simultáneamente con un ambicioso plan de mitigación al cambio climático”, es más que urgente y todas las demás iniciativas, individuales y conjuntas, son absolutamente válidas también; pero, los desafíos pesan en la conciencia nacional, en la educación, formación y sensibilización de la sociedad,  con el concepto acertado de preparar a las nuevas generaciones y a las comunidades más vulnerables del planeta para enfrentar y adaptarse a los daños proporcionados a la naturaleza.
 
Se trata de voluntades globales, regionales y nacionales: “Para promover estrategias de desarrollo bajas en emisiones de gases de efecto invernadero y adaptadas a los impactos del cambio climático”.

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