No hay dudas de que los primeros cien días de la administración del presidente Danilo Medina Sánchez han sido los tres meses más tormentosos con que mandatario alguno haya iniciado su gestión en la República Dominicana; pero, aún le queda mucho tiempo para remediar la situación calamitosa por la que atraviesa el país y hay que tener paciencia.
Por un lado, este primer período ha sido aceptable: el gobierno se ha manejado con austeridad y ha focalizado el gasto público; por el otro: la aprobación de una odiosa reforma tributaria, provocada por un heredado déficit, ha generado protestas en todo el país.
Amén de las manifestaciones hay que ser ecuánime y decir que las iniciativas de Medina han sido buenas y por primera vez en años, la República Dominicana siente que tiene un Presidente con rostro humano, que no tiene que depender de sus funcionarios para constatar las calamidades por la que atraviesan los pobres del país.
También es positivo que se transparenten los sorteos, tal y como anunció el jefe del Estado, quien proclama estar muy consciente de que “las condiciones socioeconómicas predominantes en el país están sacando a los niños de las escuelas” y quien “no se educa no puede superar la pobreza de sus padres”.
Al cumplirse los 100 días “de gracia” de Danilo Medina, el vocero de la Presidencia, Roberto Marchena, ha informado que el jefe del Estado dominicano hablará “en su momento”, precisamente cuando se protesta contra la reforma fiscal y por las denuncias de corrupción de la administración de Leonel Fernández.
El Gobierno dice que las observa con atención; pero, no verlas con preocupación podría ser peligroso para el país, pues la gente interpretaría que el Ejecutivo no está haciendo caso a sus reclamos y las manifestaciones pasarían de pacíficas a violentas y eso es lo que ningún dominicano consciente quiere en estos momentos.