Santo Domingo (EFE).- El presidente dominicano, Leonel Fernández, fue reelegido con una amplia mayoría en las elecciones celebradas en mayo y asumió el poder con el reto de reducir la pobreza, una de las principales exigencias de la población, pese a que las cifras oficiales aseguran que ha disminuido.
Fernández, de 54 años, se alzó nuevamente con la Presidencia al lograr en primera vuelta el 53,8 por ciento de los sufragios, convirtiéndose de esa manera en el primer gobernante en conseguir la renovación de su mandato en los últimos 14 años en el país.
El mandatario asumió el poder en agosto pasado con el reto de afrontar demandas económicas y sociales, así como el compromiso de mantener la estabilidad macroeconómica y el tipo de cambio.
En su discurso de investidura, Fernández aseguró que su Gobierno emprenderá acciones para mantener el crecimiento medio anual del Producto Interior Bruto (PIB) en el 6 por ciento y para contener la inflación a un sólo dígito.
Y es que el gobernante todavía rememora el panorama que encontró en 2004, cuando juró la presidencia del país en medio de una de las peores crisis económicas vividas por la nación caribeña, con altos niveles de inflación y devaluación de la moneda nacional.
Cuatro años después, el Gobierno de Fernández exhibe cifras que sitúan la económica dominicana como una de las más pujantes de América Latina, lo que es destacado por funcionarios y organismos internacionales, pero seriamente cuestionado por la oposición.
Mientras, analistas y expertos afirman que dichas cifras no han sido suficientes para reducir la pobreza en la nación, donde miles de personas continúan en condiciones de pobreza extrema.
Datos oficiales, avalados por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), destacan una reducción del seis por ciento en la pobreza moderada del país durante el período 2004-2006.
Sin embargo, los informes de esa entidad agregan que la mitad de la población de las áreas rurales del país sigue siendo pobre, y que en la zona urbana esa condición supera en 11 puntos el nivel registrado en 2000.
Otros datos señalan siguen en la misma situación más del millón de dominicanos que cayó en la pobreza como consecuencia de la pasada crisis económica, derivada de la quiebra de tres bancos.
Fernández enfrentó este año varias huelgas protagonizadas por los médicos, que reclaman un aumento salarial y otras reivindicaciones, así como las protestas de grupos populares que demandas mejoras sociales y una solución al precario servicio eléctrico local, una de las tareas pendientes del mandatario dominicano.
También encaró los embates de dos huracanes y dos tormentas que dejaron doce muertos y pérdidas por más de 500 millones de pesos (14,2 millones de dólares) en el sector agrícola local.
Respecto a la crisis económica mundial, Fernández se muestra optimista y lejos de amilanarse asegura que el país caribeño continuará "marchando" en lo económico y en lo institucional.
Considera que para su país la crisis podría representar "la gran oportunidad que durante años se estuvo soñando para volver a impulsar el desarrollo del sector agropecuario nacional".
En materia de políticas nacional, abrió este año, además, un debate sobre la posibilidad de cambiar las normas para la reelección presidencial, lo que podría allanarle el camino a una nueva candidatura, que por el momento se le prohíbe.