Según datos de Índice Global del Hambre 2012 (GHI, por sus siglas en inglés), Haití se encuentra entre los cinco países que más la padecen en el mundo y República Dominicana se ubica en el también doloroso cuarto lugar, según el Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias.
Si se tiene en cuenta que estas cifras se calculan según la proporción de la población malnutrida; la prevalencia de menores de 5 años con bajo peso y la proporción de mortalidad infantil antes de esa edad, los resultados no pueden ser más preocupantes y desalentadores, ya que paradójicamente, la nación dominicana ha mostrado índices de crecimiento que contrastan con esas expresiones económicas en las cuales no se ha visto reflejada la disminución del hambre.
Y lo más penoso aún es que los compendios mundiales sigan sustituyendo nombres de seres humanos, como un número más. Por ejemplo: “Más de 900 millones de personas padecen hambre crónica en el mundo y el quince por ciento de la población se acuesta sin comer todas las noches, un fenómeno que se ha visto agravado por la especulación sobre productos alimenticios y por el consiguiente aumento de los precios”, revela el Informe Mundial sobre Desastres 2011 de la Cruz Roja.
Si bien al concluir el año 2010, los datos que manejaba la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO), de la ONU, era de 925 millones de personas que morían por hambre, en 2011, el coordinador general de Cruz Roja Española (CRE), Antoni Bruel i Carreras, aclaró: «No hablamos de un poco de hambre, hablamos de falta de alimentación, de no comer, sencillamente».
En el actual 2012, las cosas no van mejor y la peor imagen la constituyen esos más de tres millones de menores de cinco años que mueren cada año por desnutrición y los más de 178 millones que sufren retraso en el crecimiento por la misma causa.
Todo esto sin dejar de recordar el 60% de las mujeres hambrientas que “generan el efecto multiplicador de afectar también a los fetos, en el momento del embarazo, y a los bebés, en la lactancia”.
De manera que ni los incumplimientos de los objetivos del Milenio, ni el resto de las infructuosas políticas globales revelan que el desastroso y criminal flagelo dejará de seguir robando vidas en este universo nuestro. Ah, y pensar que República Dominicana galopa entre los primeros provoca mucha tristeza, mucho más en estos días de reformas…