El incremento del narcotráfico y los hechos de violencia en la República Dominicana no son ya noticia. Ni siquiera resulta novedoso pensar que el largo “puente” en que se había convertido el país, cedió gran trecho a su modalidad de “consumidor” y que el aumento de la criminalidad está relacionado directamente con el consumo de sustancias prohibidas.
No hay que olvidar que una buena parte de los asesinatos y hechos delictivos están relacionados con el tráfico ilícito de sustancias estupefacientes, tal y como publican constantemente los medios de comunicación.
La Dirección de Control de Drogas (DNCD), realiza innumerables esfuerzos, es verdad, pero, ¿cómo entender el fenómeno criminal que en los tiempos actuales no admite fronteras? No se salva nadie, dicen especialistas en el tema: México, Colombia, EEUU, la República Dominicana, son escenarios de continuos hechos relacionados con el narcotráfico.
El tráfico de drogas se integra a un contorno económico, político, social, de prensa y hasta en la dimensión política internacional que propalan los propios sistemas de valores mafiosos.
Para Francesco Forgione, autor del libro Ndrangheta. La mafia menos conocida y más peligrosa del planeta, la dimensión global se ramifica país tras país y es prevalentemente financiera. Señala, además, que la globalización ha favorecido este incremento de riquezas a través de los estupefacientes.
Forgione propone: “Rebelarnos ante el poder del narcotráfico” y repite con fuerzas que: “Esta es una lucha de libertad”. Dominicanas y dominicanos interpretan muy bien de qué se trata.
