No son pocas las voces que se alzan – en pro y en contra-, acerca de la necesidad del país de asumir deudas con el Fondo Monetario Internacional (FMI). El expresidente de la República, Hipólito Mejía, por ejemplo, aseguró que sin un acuerdo “que ponga la casa en orden para estabilizar la economía, el país no estaría en condiciones de servir la deuda de corto y mediano plazo”.
Para nadie es un secreto los grandes gastos que ha tenido República Dominicana en los últimos tiempos y aunque se habló de “ahorro”, “trasparencia en el manejo de los recursos públicos” y lucha contra la corrupción, los despilfarros dejaron huellas muy fuertes en la economía nacional y ni hablar de los endeudamientos…
Ante el presidente Danilo Medina se alzan los imponderables y si se quiere acabar con el analfabetismo, alcanzar el 4% en la educación, solucionar los problemas que afectan la salud pública, esencialmente la reducción de la mortalidad infantil y materna, entre tantos índices que padece la población significativamente, se requieren sumas con las cuales no cuentan ya las arcas del Estado, vacías y con un déficit fiscal considerable.
No es solo Hipólito Mejía quien responsabiliza a Leonel Fernández. Muchas miradas se vuelven hacia las causas y aparecen, sin duda, las figuras de quienes deambularon indiferentes y nutridos de riquezas materiales ante una población a la cual le resulta imposible costear al menos su canasta básica.
El país se ve obligado a buscar la asistencia urgente del FMI”para profundizar más la situación de insolvencia en que hemos caído”, apunta Mejía y como siempre se dice, debemos aprender de los errores, a ver si no nos ubicamos en ese grupo animal que los repite una y otra vez; sin olvidar que el más perjudicado será el pueblo dominicano, como siempre.