Empecemos por lo primero: alcanzar el 4% del Producto Interno bruto (PIB), para la Educación, es más que un sueño, se trata de una batalla en la que participan dominicanas y dominicanos, con la certeza de que esa lucha que persigue un fin tan noble no debe posponerse. Pero, no hay duda de que hiere en lo más hondo que República Dominicana tenga la tasa de analfabetismo en un 13%, razón por la cual ocupa el noveno lugar entre 21 naciones de la región.
El gobierno del presidente Danilo Medina se ha propuesto que existan políticas articuladas a la cobertura, calidad y equidad de la educación. Todo lo cual conlleva a un análisis interdisciplinario.
Se conocen, por ejemplo, las altas cifras de pedagogos que no han aplicado para cubrir plazas e innegablemente, las inversiones en infraestructura y plataforma tecnológica, así como el incremento en la calidad de la docencia, son retos que enfrenta República Dominicana, y sólo cuando esto se cumpla en su esencia básica, se podrá hablar de avances.
La pregunta sigue siendo, ¿hasta cuando Educación no podrá atender a las necesidades de personal del sistema educativo? y si finalmente invertirá lo necesario en lo que significa la capacitación de las futuras generaciones.
Eliminar el analfabetismo se proyecta como verdadero reto, e igual lo es alcanzar la calidad de la enseñanza en los educandos y en el caso de los educadores, comprender que deben estar a la cabeza de los nuevos modelos de conocimiento que mueven al mundo. La superación constante es imprescindible para cualquier profesional y, particularmente, para los maestros es impostergable.
No, no son “pequeñeces”…
