El Gobierno que encabeza el presidente Danilo Medina, desde su inicio el pasado 16 de agosto hasta la fecha, viene tomando una serie de medidas, las cuales han generado fuertes críticas tanto en República Dominicana como en el exterior.
La primera decisión del mandatario que dejó mucho que pensar fue la confirmación de casi todos los funcionarios dejados por su antecesor Leonel Fernández, la cual recibió la desaprobación de amplios sectores de la población, que la vieron como un “balde de agua fría” , de acuerdo al discurso esperanzador que previamente Medina había pronunciado al juramentarse ante la Asamblea Nacional.
A esto le siguieron las denuncias de cancelaciones masivas de empleados en las instituciones públicas, incluyendo muchos amparados por la Ley de Carrera Administrativa, lo que motivó que se pronunciara sobre el particular el ministro de Administración Pública, Ramón Ventura Camejo, quien no solo exigió la reposición de los empleados cesanteados, sino que exhortó a someter ante la Suprema Corte de Justicia a los titulares de las entidades que no lo hicieran.
Otra iniciativa que a la luz de la opinión pública ha sido exagerada por parte de la administración de Medina, fue dejar casi a oscuras el Palacio Nacional, como mensaje de que: “las reglas empiezan por casa”, y cumplir así las medidas de austeridad recientemente anunciadas.
También ha dejado mucho que desear, en opinión de mayorías, el “doblo de pulso” que sindicatos de choferes hicieron a la joven administración gubernamental, luego de la amenaza con aumentar los precios del pasaje del transporte público, como ultimátum para lograr que se les repusiera el subsidio de los 3 millones de galones de gasoil otorgados al sector y que le habían suspendido desde diciembre del pasado año. Finalmente, los gremios, al parecer, se salieron con la suya por ahora.
La más reciente señal de “vaivén” del Gobierno de Medina fue la información difundida por medios locales e internacionales, que daba cuenta de que una misión del Gabinete Económico gubernamental viajó a Estados Unidos para tratar un acuerdo Stand By con el Fondo Monetario Internacional (FMI). La noticia, que había sido atribuida al ministro de Economía, Planificación y Desarrollo, Juan Temístocles Montás, fue desmentida la tarde del mismo día por ese ministerio.
Sin embargo, lo que sorprendió a todos fue que en horas de la noche el presidente Medina anunció que funcionarios del FMI vendrán a República Dominicana para tratar un posible acuerdo. O sea, no era incierta la información inicial, sino que en lugar de ir de aquí para allá, venían de allá para acá: al mismo asunto.
Todas estas incertidumbres, desmentidos y “donde digo dije, digo Diego”, vienen creando una imagen de “flojera”, actitud dubitativa, timidez o letargo de un gobierno con el cual la población dominicana se ha hecho grandes expectativas.
La ocasión es propicia para recordar al jefe de Estado y a sus asesores más cercanos la histórica sentencia del emperador romano Julio César: “la mujer del César no sólo debe ser seria, sino aparentarlo”, y poner cada cosa en su lugar… “sin perder la ternura”.
