La designación del periodista Diego Pesqueira como Relacionador Público de la Policía Nacional, es un justo reconocimiento a la labor profesional que desempeña en la institución.
El mayor general José Armando Polanco Gómez demuestra que tiene una clara visión de lo que es y el deber una policía moderna cuando nombra a Pesqueira para proyectar, mercadear y consolidar una imagen positiva de la uniformada. No solo eso, sino que abre las puertas para que otros profesionales de la comunicación presten sus servicios en otras dependencias.
Recuerdo que en las asambleas del Colegio Dominicano de Periodistas (CDP), se levantaban voces intolerantes e incapaces de comprender la labor profesional de un periodista, acusando a Simón Antonio Díaz, el fenecido Antolín Montas, y quien escribe de “ser policías y no periodistas”.
Los tres defendimos nuestras calidades de periodistas sin avergonzarnos de servirle a la Policía. En los casos de Díaz y Montás, y el autor de este artículo a la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), donde desempeñé el cargo de Relacionador Público. Esta misma posición fue desempeñada por Yanet Ventura, Bueno Torre y actualmente Roberto Lebrón.
Tanto Díaz y yo fuimos los primeros periodistas Relacionadores Públicos de la Policía y la DNCD. El grupo fue creciendo porque posteriormente pasan a Relaciones Públicas de la Policía Negro Martínez y Tamárez.
El ex jefe de la Policía, Pedro de Jesús Candelier, nombró como Relacionador Público al periodista Marino Zapete, que de inmediato emprendió una cacería contra los periodistas que trabajaban en Relaciones Públicas y envió una carta a los directores de los periódicos notificándole los nombres de estos que laboraban en la oficina que dirigía.
Según Zapete, estos periodistas debían definirse en ser policías o periodistas. Tratando de justificarse declaró que él no era policía y que su sueldo era de un peso. Partiendo del daño que le hacía a los periodistas escribí un artículo en el periódico El Siglo, titulado: “el policía Marino Zapete” donde llamaba la atención de que el peso de sueldo que recibía provenía del mismo presupuesto de la Policía y que por tanto él era un miembro de la uniformada.
El periodista Zapete escribió un libro titulado “Mis Días Grises en la Policía” donde me dedica varias páginas. Nunca respondí los insultos y descalificaciones que me hacía, porque no tengo la menor duda que este personaje tiene un odio patológico a todo lo que sea color gris, máxime si es un uniforme de la Policía a cual el sirvió y donde reposa una foto suya en un cuadro de honor como exvoceros.
La fuente de la Policía es complicada por los temas de orden público que se manejan: homicidios, atracos, secuestros, microtráfico y ajustes de cuentas. Los colegas que tienen la responsabilidad de cubrirla tienen que tener un claro concepto de su misión, que no es otra que buscar la noticia y tener la suficiente madurez profesional para entender que los investigadores a cargo de un caso deben terminar su labor y así Relaciones Publicas poder dar los detalles.
La crónica policial es multifactorial donde el periodista tiene que emplearse a fondo sin correr mucho, porque no puede caer ni detenerse, sino caminar al compás de los hechos y los resultados. Me siento muy bien por la designación de Pesqueira, porque es un profesional de la comunicación en todo el sentido de la palabra, un gran trabajador, buen amigo y leal.
Tenemos que ayudarlo para que salga bien de la labor que desempeña como salió Simón Díaz, convirtiéndose en el primer periodista general de la Policía, y de seguro que tendremos el segundo periodista en llegar a general: Diego Pesqueira. Tengo en mis archivos acontecimientos importantes de mis funciones como Relacionador Público de la DNCD y pienso que Simón Díaz tiene otros tantos. Ojalá podamos los dos escribir nuestras memorias en un solo libro que recoja todo lo que significa la crónica policial.
¡Guardia, manos a la obra!
Felicidades a Diego Pesqueira por su designación.