Como diría Galeano con relación al concepto de la democracia: “más de lo mismo”, algo similar sucede con la Cámara de Cuentas, cuyas irregularidades, esas que tanto dieron que hablar en días pasados, parecen acompañarle en el nuevo año, como la historia del nunca acabar…
En este caso, quienes deben censurar, son los censurados y a quienes les corresponde regular, se inestabilizan por acciones no válidas.
Según escribió en estas mismas páginas el colega Freddy Matos, las cuestiones que se han destapado en la Cámara de Cuentas “son más graves de las que hasta el momento ha dado a conocer a la opinión pública. El ex miembro del organismo, Juan Adalberto Lora, declaró a Dominicanoshoy.com que allí también se les pagó regalías pascual y bonos a empleados con ocho días de haber sido nombrados”.
La prensa nacional reflejó la decisión unánime de los miembros de la Cámara de Cuentas “de devolver el dinero que habían cobrado por concepto de la regalía pascual y bonificación (…) luego de haber ponderado detenida y profundamente los diferentes planteamientos y opiniones que se han vertido a través de los medios de comunicación masiva del país, a los cuales no somos ajenos”, apuntaron.
Lamentablemente, como en la anécdota de la tabla donde son extraídos los clavos que significaron malas acciones, quedan las marcas y ya dominicanas y dominicanos no merecen seguir en ese marasmo de cuestiones sin solucionar.
Según pudo conocerse a través del comunicado de prensa enviado por el pleno del organismo a los medios, los integrantes de la Cámara de Cuentas se comprometieron a “trabajar sin descanso, ni horario” a fin de lograr que dicho organismo llegue a ser “un organismo eficiente, organizado, moderno y útil a la nación”.
Aseguraron, además, que de esta “situación lamentable” saldrán fortalecidos y continuarán “desarrollando su labor de velar por el buen uso de los fondos públicos de manera transparente y tomando siempre en cuenta la opinión pública”.
Llegando a este punto, vale reflexionar, una vez más, en el párrafo I. Artículo 30, de la Ley 10-04, promulgada el 20 de enero de 2004, justo en el Título IV contentivo “DEL CONTROL EXTERNO GUBERNAMENTAL”, donde se expresa: “La auditoría financiera se realiza con el propósito de emitir observaciones, conclusiones, opiniones, disposiciones y recomendaciones sobre la legalidad y confiabilidad de la información presentada en los estados financieros y presupuestarios de las entidades sujetas al control de la Cámara de Cuentas”.
Ojalá en 2009, esta importante entidad asuma su papel “como órgano superior de control externo de los recursos públicos de la República Dominicana…”, no otros roles que cada vez más le restan prestigio y confianza.