El expresidente Hipólito Mejía habló a la sociedad dominicana y dejó claros algunos conceptos que hicieron brillar al partido de la oposición con hidalguía, al afirmar que estará dispuesto a ofrecer a Danilo Medina “su concurso en aquellas acciones dirigidas a beneficiar a las grandes mayorías».
De manera que la oposición ocupa su sitio y colabora, aun cuando se conoce de sobra que el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), mayoritario y vencedor como organización política en las pasadas elecciones, se halla dividido, cuestión que quienes asesoran en estos momentos acertadamente a Mejía, debían influir decisivamente en el logro de una unidad imprescindible para los pasos futuros.
Interesante y digna de estudiarse, además, la realidad dominicana de estos tiempos. Si el recién electo presidente Danilo Medina arriba al poder señalando los errores del gobierno del PRD (2000- 2004), en vez de aguzar la mirada en las deficiencias de los ocho años de Leonel Fernández, cometería uno de los más imperdonables errores.
Su propio slogan de hacer lo que no se ha hecho, enfocaría con acierto las cosas heredadas, por demás convulsas, endeudadas, con funcionarios desprestigiados y acciones corruptas que han dejado mucho que desear en la pulcritud y trasparencia que requiere un gobierno democrático.
El nuevo mandatario podría convocarse a sí mismo y a su gabinete al: “borrón y cuenta nueva”…Eso sí, lo más difícil de cambiar- como se sabe-, es el pensamiento.
Gran desafío el de Medina. La oposición se compromete a colaborar en el propósito de lograr un país mejor. Muchas deudas quedan, asuntos pendientes como la Ley de partidos, la revisión de la Ley Electoral, entre tantos abrojos y madejas que el nuevo Presidente de la República Dominicana tendrá que enfrentar y eso sí, como él mismo ha previsto: nada podrá constatarse en los primeros meses. Pero, sin duda, el primer paso será la mitad del camino.