El hombre que asume el mando este 16 de agosto sería muy afortunado si logra entender, si logra llevar a su mente y a su corazón el hecho de que el presidente no tendrá una guerra contra el tiempo, porque el tiempo lo único que tiene son grietas, como grietas tienen el agua y el aire, como grietas tienen el fuego y la tierra. Olvídese del tiempo y será tardo para la cólera que el mañana es mañana sólo si usted no durmió hoy.
Cuando usted, al recibir el último certificado que lo acredita como presidente electo, dijo que los cambios prometidos se harán, pero no a la celeridad que usted desea, mentalmente eligió un enemigo que siempre le burlara de usted: ¡el tiempo!
Para que se libre de ese bufón, nosotros los que batallamos para derrotar el perverso movimiento reeleccionista, los que batallaron para que un nuevo peledeísta dirija la cosa pública, le decimos que a nosotros no nos importa el tiempo, que tenemos claro el que las instituciones pueden cambiar cada cien años, pero que el espíritu y el alma humana pueden tardar hasta quinientos mil años para ingresar un nuevo sentimiento en su memoria, a su memoria.
¿Qué queremos entonces, Danilo Medina? Lo que queremos, lo único que queremos es que usted haga las cosas bien hecha, apegado al principio de que no se privilegia el oro frente al agua, apegado al canto de que la libertad tiene un rostro: Nelson Mandela; aferrado al hecho de que la dignidad en Quisqueya tiene un nombre: Juan Bosch.
Si usted hace las cosas bien hechas, los cambios ocurrirán: la velocidad de los mismos no nos importa. Y esos cambios serán como el dique de una presa, capaz de resistir la presión que causan las palabras y las acciones ofensivas, crearan las condiciones para responder a las agresiones con mansedumbre porque todo a lo que tiene que aspirar un boschista es a que en su corazón haya abundancia de paz hasta que el Sol ya no sea.
De todo lo que he leído, el cuento que más me gusta aparece en el libro “Sinfonía del Águila”, con el título “Origen de la Justicia”, del mismo Don Mariana Lebrón Saviñón dice que es “un recuento de recuerdos y derroche de conocimientos con un sentido del amor casi mágico”.
En el “Origen de la Justicia” se narra la historia de la doncella Chan-Lien Lu, quien se refugia en las celestiales cordilleras y dura 20 años meditando en busca de una idea que la iluminará. Finalmente descubre que el anhelo de justicia estaba en un hecho que el humano había venido mirando y sintiendo y que ella recoge en un verso maravilloso:¡ El Sol sale para todos!