El monumento al líder del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Peña Gómez, está echado a su suerte. Sin vigilancia, ni mantenimiento; malezas y basura conforman el entorno de la estatua, ubicada en la avenida 17, o Padre Castellanos, justo donde el dirigente histórico hizo masivas manifestaciones políticas en procura de reivindicaciones para los pobres.
El Ayuntamiento del Distrito Nacional (ADN), que tiene la responsabilidad de velar por el buen estado de esta efigie, por años descuidada, ahora pone como excusa la construcción de la segunda línea del Metro de Santo Domingo, que mantiene en mal estado los terrenos.
Pese a que dirigentes perredeístas consideran una agresión a la memoria del guía político, tampoco han movido un dedo para cuidar esta obra escultórica quien fuera su mentor y que llevó al poder al PRD en 1978, para consolidar la democracia dominicana, a contrapelo del “dictador ilustrado” doctor Joaquín Balaguer.
José Francisco Peña Gómez nació en 1937, en la Loma del Flaco, Sección de Mao, provincia de Valverde, en plena dictadura de Rafael Leónidas Trujillo y murió el 10 de mayo de 1998, luego de veinticinco años llevando las riendas del glorioso PRD, primera organización política organizada en territorio nacional tras el decapitamiento de la dictadura trujillista en 1961. Sucedió en el cargo a su fundador, profesor Juan Bosch, quien renunció en 1973.
Uno de los dirigentes del PRD, Gregorio Manzueta, ha politizado el tema en el entendido de que la administración del presidente Leonel Fernández intenta opacar la figura del histórico doctor Peña Gómez.
Ciertamente, la construcción de la Segunda Línea del Metro ha ocupado gran parte de las áreas verdes a ambos lados de la avenida 17, sobre todo en las rotondas próximas a los populosos barrios de Gualey, Guachupita y Las Cañitas.
No obstante, el arquitecto Jencarlos Lorenzo, uno de los profesionales que construyen el Metro, admite que con los trabajos se han desnaturalizado las áreas verdes de las rotondas; pero promete que el obelisco será respetado, su entorno remozado y bien cuidado posteriormente.
Hay que señalar que pese a las hierbas, cartones y pedazos de colchones que rodean el lugar, el memorable bloque está en buen estado, ileso de las tropelías delincuenciales, de alcohólicos, drogadictos y enajenados.
Opinan lugareños
Cuestionado al respecto, Gregorio Manzueta, residente en el sector Gualey, lamentó que se encuentre en tan mal estado la plaza dedicada al fallecido guía del PRD, quien realizó grandes aportes sociales y luchó en pro de las libertades públicas y la democracia.
Entiende Manzueta que los parques, plazoletas, estatuas, obras públicas y todo lo que represente patrimonio cultural e histórico deben ser atendidos, sin importar gobierno de turno, ni partido político.
En tanto que Leonardo Jiménez, morador del sector Los Guandules, fue más lejos: “Esta situación se da porque el gobernante Partido de la Liberación Dominicana (PLD), quiere mantener la imagen en esas condiciones de deterioro”.
Más allá de las opiniones de los diferentes sectores o partidos políticos, de profesionales y de la ciudadanía, el cuidado y respeto a todo lo que representa la historia del país, debe preservarse o, como es el caso del monumento al líder del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Peña Gómez, no “echarle a su suerte”, por la construcción de obra alguna. Soluciones deben encontrarse, porque, sin duda alguna, existen.
