La inclusión de Cuba por vigésima ocasión consecutiva en la lista de patrocinadores del terrorismo que elabora unilateralmente Estados Unidos, va encaminada a justificar la política hostil de la Casa Blanca contra La Habana.
Como en otras ocasiones, desde que insertó en 1982 a este país en esa relación, Washington esgrimió el supuesto apoyo a grupos extranjeros considerados terroristas, pero basándose solo en reportes de prensa.
Esta vez también aseguró que Cuba presenta deficiencias con respecto a estándares internacionales en el combate al lavado de dinero y el financiamiento de grupos terroristas.
Inmediatamente el informe del Departamento de Estado fue rechazado por la Cancillería cubana, que calificó de patraña el intento por desconocer la colaboración del país con los mecanismos de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en la lucha contra el flagelo.
Estados Unidos oculta que Cuba rinde información veraz y exacta periódicamente a los mecanismos pertinentes de la ONU sobre estos temas (lavado de dinero) y otros referidos al enfrentamiento al terrorismo, explicó el comunicado.
Ignora también que el gobierno en febrero de este año renovó la propuesta de acordar un programa bilateral de enfrentamiento al terrorismo, a la cual el gobierno estadounidense no ha respondido.
De esta manera, Washington justifica la política de bloqueo que mantiene contra su vecino desde hace más de 50 años, al establecer mediante ese listado que no puede recibir ayuda económica ni gozar de beneficios comerciales ni tratados financieros.
Tales impedimentos los tienen también los acompañantes cubanos en el ranking de los Estados Patrocinadores del Terrorismo Internacional, como la diplomacia estadounidense nombra su reporte desde que la inició anualmente en 1979.
El documento de la oficina de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, aseguró -sin presentar pruebas y basándose apenas en algunos medios de prensa- que La Habana mantiene la acogida a miembros de la organización separatista vasca Patria y Libertad (ETA).
Lo que intenta desconocer- aunque lógicamente no lo ignora- es que los miembros de ETA llegaron a la isla por un acuerdo con el entonces jefe del gobierno español Felipe González.
Igualmente la declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba desacreditó el ejercicio al considerar que Estados Unidos no tiene la más mínima autoridad moral en la materia.
Es sobradamente conocido que el gobierno de Washington ha utilizado el terrorismo de Estado como un arma de su política contra Cuba, que ha provocado tres mil 478 muertos y dos mil 99 discapacitados.
Igualmente ha cobijado a decenas de terroristas, algunos de los cuales aún hoy viven libremente en su territorio, continuó la declaración en alusión a Luis Posada Carriles, un terrorista de origen cubano que vive en Miami.
Posada Carriles es responsabilizado con la voladura en pleno vuelo de un avión cubano en 1976 con 73 personas a bordo- lo cual reconoció- y por cuyo hecho Venezuela lo reclama para terminar de juzgarlo, una petición a la que se niegan las autoridades estadounidenses.
Más allá de las actuales justificaciones para mantener a Cuba en la lista de patrocinadores del terrorismo está la decisión de la Casa Blanca de continuar su hostilidad contra esta nación de 11,2 millones de habitantes.
Sin duda alguna, con su ejercicio Estados Unidos desacredita un combate que la humanidad debe llevar adelante en aras de su propia sobrevivencia.
Rechaza inclusión en lista patrocinadores terrorismo
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