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Sobre pasamos los límites de la locura

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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En la República Dominicana se vive con tanta prisa y es tan constante la violencia que las noticias acontecen y nadie se inmuta, los hechos suceden y todo luce natural, armónico y hasta transparente. Quizás porque las leyes no se hacen para cumplirlas, o solo para que la cumpla el que no le resulta divertido o simpático a los encargados de aplicarlas.
 
Hoy no he tenido tiempo para revisar las leyes dominicanas sobre los menores de edad, matrimonio, escolaridad y otras reglas, que entiendo son soportadas por el Estado; Pero, me llamó mucho la atención la vida conyugal de una joven fallecida trágicamente en un barrio del municipio de Tamboril.
 
La pareja: Ileana Ruby Avalles, 13 años y Juan Luis Martínez García, 18. En un periódico digital aparecía una foto de ellos abrazados, él, pistola en mano; ella, inocente y sonriente. No puedo precisar si él le apuntaba a ella, solo sé que con la mano izquierda sostenía la pistola, con el cañón mirando a la derecha, donde estaba su amada. Parecía una foto para la historia “ella una niña que comenzaba a vivir aprisa, él, otro niño inmaduro, al que su poca edad no le enseñó a seguir viviendo.
 
Eran una pareja de adolecentes que decidieron unirse, vivir juntos con el “consentimiento” de las autoridades, la sociedad y sus familias. A él, su padre le prestó una casa, y la sociedad no dijo nada, nadie se querelló antes las autoridades, y éstas ni siquiera se “percataron” del hecho, o sea del matrimonio de dos niños. Pero como los dominicanos vivimos a la “brigandina”, nada importa, todo estaba normal.
 
En ocasiones, mientras recorría parte del territorio nacional, haciendo vida con los campesinos de diferentes regiones del país, parpe con mis ojos como algunos padres visitaban con sus hijos menores de edad, cabaret o bares. Tomaban alcohol y algunas mujeres ejercían la prostitución: “Todo para que sus hijos se conviertan en hombrecitos, olvidando que es un error empujar los hijos a tomar alcohol y tener relaciones sexuales, sin la edad requerida, especialmente si no hay una buena formación académica, moral y sexual.
 
Es bueno recordar que el termino hombre es definido como “marido o persona estable de una mujer” y también como” persona de sexo masculino especialmente adulto”. No arrastremos a nuestros hijos a una relación donde la inmadurez genere situaciones incomoda o lamentable. Educarlos primero, aconsejarlos siempre, presentándole lo bueno y lo malo de la vida.
 
Ahora recuerdo a una profesional de la medicina que me externaba su preocupación por su hijo de 19 años y sin novia, me dijo: “siento que es demasiado lento con las muchachas”, entonces le sugerí que lo llevara al paso, que los barones somos más tímidos que las hembras, especialmente si el joven viene de un matrimonio formal, si sus padres son profesionales y con buena conducta. Es probable que él esté buscando una mujer de sentimiento noble como tú, y esa todavía no aparece en su vida.
 
También recuerdo que un día me llamó un amigo y me dijo, “El sábado, mi hijo mayor cumple 21 años y quiero llevarlo a un “GOGO”, (lugar donde bailan mujeres desnudas), me gustaría que nos acompañes; inmediatamente le hice saber que yo nunca había frecuentado esos lugares y que creía innecesaria semejante hazaña. El caso del machismo es serio, porque le hablo de un profesional de prestigio, tanto él como su esposa tienen valores morales de sobras, pero estas ideas de que el hombre es hombre cuando está en una cama con una mujer, son creencias pesadas que empujamos y que se ha hecho difícil vencer.
 
La verdad es que en la República Dominicana estamos sobre pasando los limites de la locura. Parece que estamos demasiados enfocados en sobrevivir a la crisis, en cómo llenarnos los bolsillos mientras dirigimos el Estado, en cómo le arrancamos el alma al vecino para quitarle un celular, cómo mato a la mujer que me amó, porque ya no me ama. Vivimos tan “ocupados” que ya nadie mira nuestros hijos, vivimos tan entretenidos que los hijos hacen su vida frente a nosotros; sin embargo, no los escuchamos, ni los vemos.

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