La decisión del cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez se suma a la del ministro de Salud Pública, Bautista Rojas Gómez, en el sentido de favorecer que se le aplique la quimioterapia a “Esperancita”, la adolescente embarazada que padece de leucemia.
El concepto de López Rodríguez acerca de “no considerar como un aborto la pérdida del embarazo de la adolescente, si por causa del tratamiento con quimioterapia llegase a verse interrumpido su estado de gestación”, se refleja en ese contenido el debate que luego de casi siete meses, el Parlamento dominicano convertido en Asamblea Nacional Revisora concretó en la Nueva
Constitución a través de su artículo 37, con el texto: «defiende la vida desde la concepción hasta su muerte natural», lo cual estipula la protección de la existencia, no importa cuáles sean las circunstancias en que se hallen la madre o el cigoto. En el caso de la embarazada que debe recibir tratamiento contra el cáncer, ambos peligran seriamente, sobre todo ella que es- sin duda alguna-, reproductora de la vida.
En el país, además de la lucha contra el incremento de feminicidios, mujeres de diversas generaciones abogan por el derecho a decidir sobre sus capacidades reproductivas. Las discusiones abordan temas como el que ocupa actualmente la opinión pública y cuyas decisiones debían haberse adoptado desde hace mucho tiempo… ¿O habrá que esperar en cada caso como el de Esperancita que la iglesia y el Ministerio de Salud Pública decidan qué hacer? ¿Habrá tiempo todavía para salvar esa vida, o estaríamos incurriendo en la violación del artículo 37 de la Constitución, de proteger la vida?
Ni tarde, ni nunca…
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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