El periodismo de verdad en una sociedad democrática es el mejor aliado que tiene la sociedad y el gobierno. Cuando en la República Dominicana se escriba o se hable de este tipo de ejercicio plural, responsable y sin compromiso se tiene que hablar o escribir de la Revista 110 que dirige Julio Hazim (Julito).
Para usted plantear un problema, reclamar sus derechos o hacer una denuncia responsable basta solamente con llamar o presentarse al canal para que Julito abra su espacio sin tener que ofertar, pagar o dar facilidades propias del periodismo de este tiempo matizado por la autocensura, la búsqueda en su máxima expresión o participar de las mieles del poder. Por hacer un ejercicio independiente Julito soporta las embestidas de los que quieren periodistas, programas de radio y televisión que sirvan de canal para la manipulación mediática capaz de convertir la mentira en verdad y desprestigiar a quienes opinan diciendo las cosas como sucedieron.
Actualmente, Julito es víctima de la conspiración del silencio que busca imponer el olvido, la indiferencia para garantizar la impunidad. Sus autores no tienen caras porque están en el empresariado, entre los periodistas, funcionarios e instancias de la intolerancia gubernamental. Prácticamente a Julito lo tienen acorralado. Se le hostiga, les envían a los intocables de Impuestos Internos o de la electricidad para que se doble o venda lo poco que tiene. Ese es el precio que está pagando Julito en medio de esta vorágine de los nuevos multimillonarios que se protegen en la sombrilla del poder político o gubernamental. Estas bellaquerías no tienen límites y se ejecutan sin el aval de un demócrata a carta cabal llamado Leonel Fernández Reyna: Un defensor de la libertad de expresión y el ejercicio de un periodismo químicamente honesto.
Luego de la crisis financiera que mantiene en Najayo a importantes dueños de bancos el 75 por ciento de las estaciones de radio, canales televisión y el principal periódico del país Listín Diario pasaron al gobierno como cuerpos del delito. Todo este componente comunicación se puso primero al servicio de la reelección de Hipólito Mejía Domínguez y luego a los nuevos inquilinos del Palacio Nacional, que sustituyeron al gobernante blanco que decía ser el Guapo de Gurabo.
El partido oficial de la Liberación Dominicana (PLD) tiene excelentes profesionales de la comunicación y una red nacional de periodistas en nóminas que no les interesas ni se interesan por plantear temas importantes. Para ellos todo está bien y marcha muy bien en el marco de un periodismo mercenario del menor esfuerzo porque si esfuerzan es para vivir de las prebendas.
Vivimos una situación compleja y difícil para el ejercicio del periodismo critico e independiente en la Republica Dominicana.
Siempre recuerdo el mensaje que aparece en el libo “Una Prensa sin Ataduras” que me reglaron en un taller auspiciado por la embajada de los Estados Unidos de Norteamérica en el país en 1996.
En la portada el libro sentencia “el derecho de la gente a expresarse por medio de una prensa libre es uno de los rasgos distintivos de una sociedad democrática”.
En la página 13 el libro resalta que “el ex juez de la Corte suprema, William Brennan, describió los derechos de la libertad de expresión y de prensa contenidos en la Primera Enmienda, como” la encarnación de un profundo compromiso nacional con el principio según el cual el debate de los asuntos públicos debe ser vigoroso, con la mayor apertura y sin inhibiciones, y es muy factible que incluya ataques vehementes, cáusticos y a veces desagradables contra el gobierno y los funcionarios públicos”. Por su parte, el juez Hugo Black dice “ningún país puede vivir en la libertad si su pueblo está expuesto al riesgo de sufrir daños físicos o económicos por hacer criticas a su gobierno, ya sea a los actos o a los funcionarios del mismo”.
Ciertamente, a Julito les “están haciendo daños económicos” para que se doble, venda y salga de la escena de los programas de opinión. Me permito decirle a Julito que no se rinda porque su voz es un equilibrio y un faro de luz en medio de la intolerancia totalitaria.
Dejen en paz a Julito Hazim.