Es cierto que el mundo entero, en su mayoría, anda en ascenso difícil y agobiante, intentando hacer realidad lo que individual, o colectivamente, pidió durante las horas finales de 2008.
Los reportajes televisivos y de la prensa en general, conducen a una necesaria lectura entre líneas acerca de lo que simboliza una realidad para muchos: 2009 ha comenzado flojo, tambaleante y nada prometedor en lo que a la economía nacional y mundial se refiere.
En la República Dominicana, los titulares consideran el año como uno de los de mayores compromisos, en tanto que retos y desafíos figuran en los términos de reformas, denuncias, revisiones de acuerdos, pagos, deudas, capitalizaciones, etc.
A principios de este enero, DominicanosHoy.com llevó a cabo una especie de somero muestreo entre dominicanas y dominicanos, residentes en el país y quienes viajaban desde el Aeropuerto de Las Américas a los Estados Unidos y Europa. Como “tibias” y “pobres” calificó la mayoría las pasadas navidades y fiestas de fin de año.
Otros afirmaron que, pese a sus esfuerzos por ayudar a familiares, las carencias habían sido superiores a los años anteriores, acentuadas por el oscuro fantasma de la energía eléctrica.
Los ancestros han hablado siempre de la fe, como sentimiento irrebatible para los pueblos del llamado Tercer Mundo, quienes saben bien lo que significa perder ese amuleto indiscutible de las mayorías.
Aún podemos contar el año con los dedos de las manos. Todavía los ajustes siguen siendo noticia, así como los proyectos pendientes y las leyes dirigidas a fortalecer el sistema, a través de la reforma Constitucional.
Para el 95% de los empleados que no tienen acceso a una vivienda, para los niños y niñas que trabajan en las calles y para las mujeres agredidas por ex cónyuges, o esposos, entre muchos otros sujetos activos de la sociedad, los días que siguen constatarán si la fe les valdrá en este año que va cuesta arriba…
