Nueva York.- El dominicano Adriano Espaillat busca un escaño en la Cámara de Representantes de los Estados Unidos a través del Partido Demócrata, y el dominicano Moisés Pérez encabeza la campaña del legislador que su compatriota aspira a destronar. Pero no es Pérez el único dominicano que hace esfuerzos porque no se consume la meta de Espaillat, muchos otros lo acompañan en algo que parece estar contra toda lógica, y uno de sus argumentos es que en el pasado el que hoy reclama el apoyo de los suyos favoreció a un judío en vez de apoyar la postulación de su compatriota Guillermo Linares a la senaduría estatal.
¿No deberíamos los dominicanos en cualquier parte del mundo poner cualquier diferencia a un lado y usar el potencial para seguir logrando conquistas?
¿Es justo que en vez de tener como base de apoyo a su comunidad un aspirante la tenga como adversaria?
Aunque eso huele a inconsecuencia, los argumentos de varios líderes dominicanos con los que tuvimos oportunidad de conversar en ocasión de las tres transmisiones especiales del El Sol de la Mañana desde el corazón de Manhattan, esta semana, son ponderables. Hablan, en primer lugar, de agradecimiento al político que se trata de desplazar: Charles Rangel, canal de muchas ayudas directas para las comunidades hispanas, entre ellas la dominicana, y en gran medida el impulsador de todos los líderes de origen dominicano que han escalado posiciones importantes, entre ellos el propio Espaillat.
Dicen que resulta más beneficioso el aprovechamiento en beneficio de las causas hispanas de la influencia que ha acumulado Rangel con 42 años en la Cámara de Representantes, que el que le pueda aportar a la propia comunidad dominicana un recién electo, y mencionan causas dominicanas que en su momento no han alcanzado el respaldo que ameritaban de parte de Espaillat.
También nos percatamos de contradicciones muy enconadas por la lucha de intereses en la industria de los taxis, donde líderes como Fernando Mateo son acusados de actuar en contra de los 38 mil taxistas dominicanos que brindan sus servicios en sectores de Nueva York donde no operan los taxis amarillos.
Uno de los lugares donde el resultado electoral del 20 de mayo fue sorprendente ha sido Nueva York, donde las encuestas proyectaban un triunfo holgado del PLD, y se produjo lo contrario: su principal derrota, cosa que se atribuye a la maraña de contradicciones que impidieron que el comportamiento de los votantes siguiera la misma tendencia que proyectó a nivel general.
En el PLD esa derrota se atribuye, entre otras cosas, a la división de los peledeístas en Nueva York, que recibió una señal anticipada de lo que le esperaba con la escasa concurrencia que había tenido la votación para escoger sus candidatos para las diputaciones de ultramar, contrario a las del PRD que fueron más entusiastas y participativas.